La música en el punto central

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La música en el punto central

Música y Arquitectura: un espacio para la Filarmónica de Berlín

Las relaciones entre música y arquitectura pueden dar lugar a un discurso difuso de donde resulta difícil sacar conclusiones claras. Sin embargo, podemos encontrar ejemplos de arquitectura donde sí se da una relación directa entre ambas disciplinas, como es la sede de la Orquesta de la Filarmónica de Berlín, auditorio diseñado por el arquitecto alemán Hans Scharoun y construido entre 1960 y 1963.

Algunas de las preguntas que pueden surgir al estudiar un espacio para la música son: ¿Puede la música sugerir un espacio arquitectónico concreto? ¿Puede ser el origen del proyecto y determinar todas las decisiones que se dan en el proceso? A priori uno puede pensar que es difícil que un arte cuya percepción se produce mediante el sentido del oído pueda traducirse en un espacio material. Diseñar un espacio para esta actividad se convierte en un verdadero reto, puesto que la experiencia de escuchar música puede producir una serie de sensaciones en el oyente que hacen que la sala donde se vive este espectáculo tenga que tener unas cualidades que acompañen y mejoren su percepción.

Hans Scharoun diseñó un auditorio que dio lugar a mucha polémica en su momento, sobre todo por su forma, irregular y absolutamente diferente a lo que solían ser los edificios dedicados a este uso. Poco a poco se fue ganando la opinión del público una vez que experimentaron la excelente acústica de la sala y disfrutaron de su espacialidad que, aunque distinta a cualquier teatro, posee unas cualidades sensoriales muy adecuadas para escuchar música, como la intimidad de la sala y la cercanía a la orquesta. ¿Cómo consiguió todo esto? Lo hizo precisamente utilizando la música como desencadenante y generador del proyecto.

La característica más novedosa del edificio es que el escenario se encuentra en el centro, no estrictamente aritmético, rodeado en todos sus laterales por el público. Esta es la idea del proyecto de la cual surge todo el edificio. Y, ¿por qué lo hizo de este modo y no hizo un espacio direccional como era habitual en los teatros? Se basó en la idea que él llamó “la música en el punto central”: si un músico toca en medio de una calle es rodeado de manera natural y espontánea por el público, creando un círculo a su alrededor. Scharoun se basó en esta experiencia para que en su edificio se produjera el mismo fenómeno. De este modo también conseguía que los asistentes se vieran entre ellos, además de ver a la orquesta, lo que produce una unidad de toda la sala, convirtiendo el concierto en un acto donde todos los agentes son importantes.

La planta se genera a partir del escenario y en torno a él se van colocando distintas plataformas poligonales y a diferentes alturas, con el suelo inclinado, lo que favorece la visibilidad desde cualquier punto del auditorio. Como hemos dicho anteriormente, existe una gran intimidad en la sala a pesar de su gran tamaño (tiene capacidad para 2240 personas). Esto se debe a los efectos visuales que se producen mediante la localización de las distintas plataformas, intensificando la sensación de proximidad al escenario, centro de toda la composición.

Se dice que la arquitectura que diseñaba Scharoun es orgánica, sus líneas intentan acoplarse a la naturaleza y el emplazamiento buscando una armonía y unidad de todas las partes. De esta manera el arquitecto creó esas formas irregulares que, aunque hoy en día no nos resultan tan sorprendentes, impactaron mucho al público en su momento. En este sentido podemos decir que Scharoun diseñó una arquitectura cuyas formas resultaron adelantadas a su tiempo.

El edificio se genera de dentro afuera, lo que resulta ser también un concepto orgánico, de manera que los espacios interiores determinan la forma exterior. La sala del auditorio principal se encuentra elevada, dejando debajo el espectacular espacio del hall, que tiene una altura distinta en cada punto y sigue la idea de la génesis del edificio desde el interior: si el escenario de la sala de conciertos es centro y núcleo del edificio, la consecuencia lógica es que sea éste precisamente el que dé forma a los techos del hall que se encuentran bajo ella. Para acceder a la sala se producen una serie de recorridos a través de distintas escaleras, lo que crea una transición cuyo objetivo es preparar al espectador y producir anticipación hasta llegar al espacio culmen de la obra, donde disfrutará del concierto. Esto no hace sino aumentar la experiencia estética del acto que va tener lugar.

A estas alturas es posible que estemos deseosos de asistir a la Filarmónica. No cabe duda de que se trata de una obra maestra de la arquitectura que además consigue un espacio de excelente sonoridad para el disfrute de la música. Como Berlín probablemente quede un poco lejos, en la página web de la Orquesta existe la opción de realizar un recorrido virtual por su interior, además de poder escuchar online algunos de los conciertos que allí tienen lugar. Claro está que disfrutar del espectáculo in situ no tiene punto de comparación, pero habrá que conformarse por el momento y tal vez esto nos ayude a producir esa anticipación que buscaba el arquitecto a través de un largo recorrido hasta el punto central: la música.

Mercedes Olivera Tovar-Espada

Imagen tomada de: www.urbipedia.org

Publicado en febrero 2016

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