Jacques Duphly, 300 años

Ensayo
Ensayo
Ensayo

Jacques Duphly, 300 años

Un músico invisible entre dos épocas


En el año 2014 se cumplieron 250 años de la muerte del compositor francés Jean-Philippe Rameau. Con un gran éxito y reconocimiento sobre todo en la producción lírica, fue valorado como el compositor francés más destacado anterior al siglo XIX, categoría que le otorgó, por ejemplo, el también compositor Camille Saint-Saëns. Su aniversario fue celebrado con numerosos conciertos y grabaciones de piezas como las de su única obra de cámara, las Pièces de clavecin en concerts, por otra parte, deliciosas.

Con menos repercusión mediática se presenta otro aniversario. Y es que el pasado 12 de enero se cumplieron 300 años del nacimiento de otro compositor, admirador de Rameau, y que, como él, también fue clavecinista: Jacques Duphly. Tras una vida de trabajo discreto, compartió sus últimos días con el momento de declive de su instrumento. No en vano, murió en París un día después de la Toma de la Bastilla, el 15 de julio de 1789. El público prefería ya el pianoforte y entre sus pertenencias no había ni siquiera un clave.

Del órgano al clave

De la vida personal de Jaques Duphly poco se sabe, como es habitual en estos casos. De cualquier modo, se acepta que nació un 12 de enero en la ciudad francesa de Ruán. Según el registro de la parroquia de San Eloy, donde se hallaba inscrito, era hijo de Jacques-Agathe y Marie-Louise, y en aquella misma iglesia inició su formación musical, en este caso como organista, bajo la tutela de François d’Agincourt. Bien pronto se trasladó a la ciudad vecina de Évreux, a medio camino entre Ruán y París, donde se empleó en la catedral.

Aunque no se conoce en qué momento exacto llegó a Évreux, sabemos que renunció a su plaza a los 19 años para volver de nuevo a Ruán, donde ocupó el puesto de organista en su parroquia original, San Eloy. Allí las cosas no empezaron con buen pie: su predecesor, d’Agincourt, le expulsó de la tribuna del órgano, aunque la iglesia pronto decidió cambiar la cerradura y permitir la entrada a Duphly. Prosperó en su trabajo como organista, tanto que aceptó un nuevo puesto de forma simultánea, en este caso en otra iglesia de la ciudad, Notre Dame de la Ronde. Curiosamente, en caso de que se le requiriera en ambas parroquias, contaba con una persona para sustituirle: su hermana Marie-Anne-Agathe. Fue una mujer a quien le suponemos destreza interpretativa y una buena formación musical equiparables a las de su hermano, aunque de ella apenas queden menciones documentales.

Jacques Duphly se acercaba a la treintena y en el año 1742, tras la muerte de su padre, abandonó ambos puestos en Ruán y decidió mudarse a París. Los motivos quizás fueron los que expuso el intelectual Pierre-Louis Daquin –hijo a su vez de organista– en sus Cartas sobre hombres célebres, publicadas diez años más tarde:

Durante algún tiempo fue organista en Ruán, pero reconociendo sin duda que tenía un mayor talento para el clavecín, abandonó su primer instrumento. Podemos suponer que hizo bien, ya que en París es tenido por buen clavecinista. Tiene gran ligereza en el tacto y una cierta suavidad que, sostenida por los ornamentos, interpreta de forma maravillosa el carácter de sus piezas.1

Una vida discreta en París

Así, Duphly se estableció en París y abandonó completamente el órgano para dedicarse al clave, un instrumento de teclado que desde sus primeros prototipos a finales del siglo XIV no había hecho más que aumentar en popularidad. Además de piezas musicales escritas para su interpretación solista, se había hecho imprescindible en las formaciones de cámara y las representaciones operísticas, y era habitual encontrarlo en las viviendas de los estamentos sociales más altos. Precisamente a estas familias se había dirigido Duphly, que ejercía como profesor de clave en las casas nobles más destacadas de la ciudad, como muestran los títulos y dedicatorias de algunas de sus obras. Contó con la aceptación, entre otros, del constructor de claves más importante de París en aquel momento, Pascal Taskin, que lo reconocía como uno de los mejores maestros de la capital.

En esos años comenzaron a llegar sus piezas como compositor. Con un primer volumen de obras para clave publicado dos años después de su llegada a la capital, su popularidad crecía y llegó a su máxima notoriedad en los años 50 y 60, aunque ello no supuso el abandono de su modo de vida, discreto y tranquilo. Empezaron a aparecer algunas de sus piezas en recopilaciones como la del teórico alemán Friedrich Wilhelm Marpurg, que afirmaba de Duphly: “discípulo de d’Agincourt, toca el clavicémbalo, como dice él, para no estropear su mano con el órgano”. En total, fueron cuatro los libros publicados por Jacques Duphly dedicados íntegramente a su instrumento, apareciendo el último en el año 1768.

Veintiséis años separaban su primer libro del último de sus volúmenes, años que se vieron reflejados en el carácter de las piezas: sus primeras creaciones, más cercanas al barroco francés de autores como Couperin, se separaban de sus obras más tardías, relacionadas con el nuevo estilo galante que imperaba en París en los años anteriores a la Revolución francesa. Serían las últimas muestras de la evolución de la música para clave antes de su caída en desuso: en Viena, constructores como Johann Andreas Stein ya creaban los pianofortes para los que escribirían autores como Franz Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart y Ludwig van Beethoven. Una época llegaba a su fin.

Nuevos tiempos

El 27 de noviembre de 1788, el Journal Général de la France publicaba un curioso anuncio. En él se preguntaban: “qué ha sido de M Duphlis, profesor de clave en París, donde se hallaba en 1767. Si ya no existe, querría conocer a sus herederos, a quienes se les debe comunicar algo”.2 Nunca sabremos qué era aquello que él o sus herederos debían conocer, ya que ese anuncio nunca fue respondido, al menos de manera pública. Duphly murió apenas un año más tarde, aunque nadie apareció a reclamar su herencia y ni siquiera su hermana pudo ser localizada. Gracias a su testamento conocemos que en sus últimos años llevó una vida humilde y reservada en un pequeño apartamento que daba al jardín del Hôtel de Juigné. Sus últimas obras las había escrito hacía más de veinte años y, aunque dedicadas a la Marquesa de Juigné, no por ello dejó en ningún momento de pagar las 300 libras anuales de su alquiler. Nunca se casó: su heredero fue su sirviente, que le había acompañado durante más de treinta años. En su legado no aparecía ningún clave.

Jacques Duphly nació el 12 de enero de 1715, ahora hace trescientos años, en el mismo año en que moría el rey Luis XIV de Francia. Su muerte aconteció el día 15 de julio de 1789, el día posterior a la Toma de la Bastilla. Con la vida de Duphly acababa una época, la de la monarquía absolutista y la de los clavicémbalos en las casas nobles, que también cedían el paso a la modernidad, en este caso, en forma de pianoforte.

María R. Montes

1 P.-L. D’Aquin. Lettres sur les hommes célèbres… sous le règne de Louis XV. Paris, 1752, 2/1753

2 D. Fuller. “Duphly, Jacques”, Grove Music Online. Oxford Music Online. Oxford University Press. Web. 21 feb. 2015.

Publicado en abril 2015

Para leer más artículos de este autor:

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies