Pirámide musical

Crítica
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Pirámide musical

Concierto Homenaje a Rafael Altamira

 

Concierto homenaje a Rafael Altamira. Presentación a cargo de Leticia Sánchez de Andrés. Trío para violín, violoncello y piano en Re M, Ruperto Chapí; Trío No. 1 para violín, violoncello y piano en Re m Op. 49, Félix Mendelssohn. Madrid, Teatro de la Escuela Superior de Canto, 19 de octubre de 2011. Intérpretes: Jesús Darío Dorado, violín; Ana Llorens, violoncello; Carolina Etreros, piano.

Sí, esa sensación. Fue al término del concierto cuando conscientemente y con toda seguridad, se sintió lúcidamente esa sensación. Ahora bien, fueron las ráfagas producidas durante el concierto las que fueron alimentando esa emoción, ya que desde su planteamiento y presentación acogió aires evocadores rubricados en el tributo rendido a la personalidad de Rafael Altamira. Así, como recién llegados a una nueva ciudad, una ventisca de aire fresco, renovado, originada por las partículas de aire sonoro de los intérpretes cargadas de ímpetu, entusiasmo, energía y vitalidad, iban dilatando la sala a medida que se desarrollaba el concierto y a su vez, iban a ir conformando esa sensación final.

Una brisa que comenzó con el Trío en Re M de Ruperto Chapí, cuyos sonidos renacieron gracias a la recuperación de la partitura por parte de Ana Llorens, violoncellista del grupo. Iniciativa que reflejó, por otro lado, un modo de trabajo que brotaba del conocimiento interior y profundo de la partitura, cuidando cada detalle y tutelando cada sonido con un nivel de implicación extremo. Consecuentemente, un resultado sonoro característico por una clara comprensión del contenido revertido en la interpretación, un fraseo muy natural, cantado con una precisa dicción, así como una perfecta imbricación tímbrica entre los instrumentos. Del mismo modo, la gestualidad grupal uniformaba la música y estilizaba su impulso, su latido o su relajación, liberándola de la ley de la gravedad y el tiempo, haciendo que tanto la recurrencia motívica como la obra en sí no perdiesen esa magia y fuerza inicial.

Fue la expresión de Félix Mendelssohn la que consolidó una imagen visual: una pirámide triangular cuya base la conformaban los tres instrumentistas, esto es, tres vértices que se unían en un cuarto elevado encima de ellos, confluyendo así en un punto común denominado: música. Música que dejó de ser una palabra para convertirse en un auténtico mundo real ya con el primer movimiento, dado que las aristas que conforman esta figura en ningún momento fueron estáticas, sino onduladas fruto de la fluctuación dinámica, tímbrica y agógica. Del mismo modo, la preponderancia tímbrica del piano, como factor independiente en esta obra, estuvo perfectamente integrada a los instrumentos de cuerda, produciendo un efecto sonoro y visual en la pirámide. Efecto que, como si del cubo de Necker se tratase, exponía su vértice en un plano profundo y superficial o por el contrario, constituía el punto más sobresaliente y cercano al receptor, encaminando así la direccionalidad sonora en torno a dos ilusiones, dos ópticas musicales que otorgaban a la pirámide una percepción multiestable. De esta manera, el comienzo del “Andante” circunscribió ese mundo real en un universo interior en el que el piano nos dejó, como en una serie de Romanzas, “sin palabras”, para seguidamente, debatirse en el conjunto diluyéndose entre una melancolía y una tristeza contenida profundamente hermosa cuyos sonidos, cada sonido, poseía un alma específica. Es el “Scherzo” un puente hacia el arrebatador “Finale” que reflejó una verdadera síntesis entre el equilibrio clásico y el ardor romántico, difícil de olvidar.

Es así como este trío personalizó la atmósfera de la sala con un volumen, una proyección y una concepción musical cargada de vida y pasión, imantando y sumergiendo al público en ese mundo, su mundo, contagiándole de tal modo que al abandonar el teatro, te envuelve esa brisa y te absorbe esa sensación. Sí, esa sensación por la que sientes que todo aquello que existe… es bello.

Noelia Frías Hernández

Artículo publicado originalmente en Jugar con fuego. Revista de musicología

Archivo histórico: entre febrero 2011 y enero 2012

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