Al ayre Español. Un Nebra trepidante

Crítica
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Al Ayre Español

Un Nebra trepidante

 

Título: Esta dulzura amable. Cantatas sacras

Intérpretes: Al Ayre Español: María Espada, soprano; Eduardo López Banzo, clave y dirección

Discográfica: Challenge Classics

Fecha de lanzamiento: abril 2011

Tras varios años de sequía discográfica pero de frenética actividad concertística (1), los chicos de Al Ayre Español, con su director Eduardo López Banzo a la cabeza, volvían a las tiendas la pasada primavera con un monográfico de Cantatas sacras de José de Nebra (1702-1768).

Nebra, aragonés de nacimiento pero madrileño de adopción, donde trabajó y vivió la mayor parte de su vida, sigue siendo un gran desconocido para el gran público, aunque no para los aficionados a la música antigua (2). Y es que Nebra, junto con Torres, Literes, Iribarren, Corselli y tantos otros, puede considerarse como uno de los máximos exponentes de un período, el barroco español, que no por poco conocido deja de ser brillante.

Para el disco que nos ocupa, López Banzo escoge cuatro cantatas sacras rescatadas del archivo de la catedral de Guatemala (3), datadas probablemente a finales de la década de 1720 y que han sido grabadas en la ermita de Nuestra Señora del Rosario de Ambel, provincia de Zaragoza, escenario perfecto para la interpretación de esta música por su formidable acústica. Previamente a la grabación, Al Ayre Español había presentado el programa en concierto, dejándose ver en Viena, Roma y el Festival de Música Antigua de Aranjuez.

Las cantatas, compuestas cada una por dos arias da capo precedidas de sus correspondientes recitados, siguen el esquema tradicional de la cantata italiana del siglo XVII. Dentro de las arias, encontramos tanto arias cantabiles (Con la paz tu amor convida o Alma bebe del costado) como otras con más carácter (Espera fervorosa o Salga el hombre feliz a campaña).

En cualquier caso, la tónica común que podemos encontrar en todas ellas es la frescura. No hay duda de que la calidad de la interpretación contribuye a acrecentar tal percepción, pero el hecho es que durante todo el programa se respira un aire de sencillez, espontaneidad, inmediatez, que hace que la música sea muy fácilmente escuchable.

Respecto a la interpretación, sobresale por encima de todos una electrizante María Espada. La soprano extremeña, una todoterreno capaz de cantar igual de bien desde Guerrero hasta Fauré aunque en la actualidad esté centrada en el repertorio barroco (para el regocijo de los aficionados), demuestra unas facultades prodigiosas, con una habilidad para la coloratura al alcance de pocas (véase el segundo aria de la cantata Que contrario, Señor, aria que recuerda al Sopla el Bóreas Irritado de Amor Aumenta el Valor) y un impecable dominio de los registros, todo ello complementado con un timbre de una calidez asombrosa.

En cuanto a la orquesta, dirigida desde el clave por López Banzo, muestra un vigor y una energía dignas de escucharse, lo cual no está reñido con un sonido compacto y sin fisuras. Debe hacerse mención especial a la labor de la concertino Farran James (4), un torrente de vitalidad y virtuosismo que lleva a la orquesta en volandas durante todo el programa. Destaca especialmente su interpretación en la cantata Alienta fervorosa, con algunos pasajes típicamente vivaldianos.

Completa la selección incluida en el disco una sonata para clave en mi menor, interpretada eficazmente por López Banzo. El libreto, sobrio en su diseño, incluye escritos de Eduardo López Banzo y J. A. Vela del Campo en inglés y español, así como los textos de las cantadas.

En definitiva, una grabación totalmente recomendable tanto para los amantes del barroco como para el resto, que permite contemplar la dimensión de uno de los grandes compositores españoles de todos los tiempos y disfrutar del estado de gracia de una orquesta y de una María Espada que suenan en este disco como muy pocos pueden hacerlo.

Miguel Martín

(1) La última publicación discográfica fue el
Rodrigo händeliano editado por Ambrosie-Naïve en 2008. No obstante, en estos tres últimos años han recorrido Europa dando conciertos (Leipzig, Viena, Zaragoza, Madrid, Roma, Hamburgo, Beaune, Halle, Bilbao, entre otras), abarcando un repertorio interesantísimo, que va desde música del barroco español hasta óperas de Handel y Mozart, pasando por las pasiones de Bach.

(2) A ello han contribuido esencialmente algunos de los grupos españoles especializados en música antigua, que han dedicado sus conciertos y grabaciones al compositor aragonés. Citaremos, por el ejemplo, la reciente Amor aumenta el valor de Los Músicos de su Alteza para el sello Alpha, el Miserere a cargo también de Los Músicos de su Alteza, las Vísperas de Confesores dirigidas por Ángel Recasens al frente de La Grande Chapelle (2006, Lauda) y una selección de arias de zarzuelas con María Bayo y el propio Al Ayre Español (2005, HM). Esto en cuanto a los discos monográficos más destacados, pues pueden contarse una docena más en los que encontramos fragmentos de obras de Nebra.

(3) Y es que si algo hay que agradecerle al movimiento historicista, aparte de la calidad de sus interpretaciones, es el empeño en recuperar el patrimonio musical que duerme en los archivos de catedrales y monasterios.

(4) Completan la orquesta, en esta ocasión de cámara, con un intérprete por parte, Kepa Artetxe (violín II), James Bush (cello), Xisco Aguiló (contrabajo) y Juan Carlos de Mulder (archilaúd), con el ya mencionado López Banzo al clave completando el continuo.

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