Marius Petipa en España

Crítica
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Marius Petipa en España

Un salto más allá de la escena

Marius Petipa en España. Memorias y otros materiales (1844-1847). Laura Hormigón. Danzarte Ballet S. L, 2010. ISBN: 978-84-935950-0-5.

Poco a poco, y aunque quede mucho camino por danzar, el ballet comienza a introducirse en los estudios académicos españoles. El libro de Laura Hormigón Marius Petipa. Memorias y otros materiales constituye un excelente punto de partida para dicho impulso. La ingente labor documental por parte de la ex-primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba construye uno de los pocos monográficos que se pueden encontrar en España dedicados a la danza entendida como objeto de investigación documental.

El tema es de grandísimo interés, y resulta incluso sorprendente que nadie se hubiera sumergido en pesquisas acerca de la personalidad de Petipa y sus relaciones con España. En concreto, se abre la puerta a la posibilidad de descubrir cómo la red del exotismo pasa de Francia a Rusia no sin antes –como se enorgullecía el mismo Marius– recalar en el único puerto donde encontrar lo auténticamente español: Madrid y Andalucía. Hueco imperdonable de la historiografía española que ha sido salvado por la valiente iniciativa de Laura Hormigón; más aún siendo Petipa hoy en día uno de los coreógrafos de mayor número de obras en repertorio: Cascanueces, La bella durmiente o El lago de los cisnes por enumerar los más conocidos, o la más recientemente recuperada Fille du Pharaon. Y si todavía queda alguna duda, baste leer las bellas palabras que completan la publicación escritas nada más y nada menos que por George Balanchine y Yuri Grigorovich.

El libro incluye desde reseñas de periódicos hasta pasaportes o partidas de nacimiento y otros documentos que aportan datos inéditos sobre el bailarín y su estancia en España. Entre otros consta el nombre de la española que conquistó su corazón y por la que se batió en duelo, María del Carmen Álvarez Lorenzana. Este hallazgo, al igual que otras posibles reflexiones sobre el éxito de las representaciones llevadas a cabo por el bailarín –sólo plasmadas a través de los testimonios directos de las críticas de la época– resultan tan interesantes que merecerían un espacio que constituyera el núcleo de un libro, que, sin embargo, ha sido pensado, en esencia, como recopilación de “Memorias y materiales”.

Sí que encontramos la reflexión y síntesis académica en un buen resumen que encabeza el libro y acaba alimentado su núcleo, en el que se aportan todos los datos necesarios para una idea cabal del contexto cultural que debió de abrazar a Petipa a su llegada a España. En ellos, a través de la consulta insaciable de fuentes documentales de primera mano, se recogen los momentos más importantes para el desarrollo de la cultura durante el reinado de Isabel II. De especial importancia son los estudios dedicados al Teatro del Circo de Madrid, tan olvidado en la historiografía del siglo XIX, centro primordial durante la época isabelina –y progresivamente cada vez más elitista, como demuestra la autora– no sólo para la ópera, sino también para la danza. Una visión interdisciplinar, que incluye el campo de la escenografía o el de estudios sociales –por citar los extremos–, campos que ayudan a configurar esta visión global.

Fundamental, además, encontrar la traducción al castellano de las Memorias que el gran coreógrafo de las obras de Chaikovski dejó al final de su vida, con un importante aparato crítico que completa las inexactitudes que el propio autor –como el hecho de quitarse cuatro años– seguramente hubiera adornado con cierta intención. A éstas se unen unos interesantes anexos –los ya mencionados de los grandes coreógrafos Balanchine y Grigoróvich, o las memorias sobre su padre de su hija Vera Petipa, entre otros– que hacen de la iniciativa de la bailarina Laura Hormigón y Danzarte Ballet una de las recopilaciones más completas del bailarín, y que seguramente dará lugar a nuevas reflexiones en un futuro próximo.

Y es que, desde luego, una publicación escrita en castellano… ¡y dedicada al mundo de la danza! constituye mucho más que un petit pas para la investigación en este campo. Esperemos que este impulso tenga tantos continuadores –o más– como tuvo el mismo Marius no sólo en vida, sino mucho más allá de ella.

Cristina Aguilar

Publicado en marzo 2013

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