Sello de calidad underground

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Sello de calidad underground

Una aproximación al trap en España, ¿underground o comercial?

En las músicas populares urbanas, y especialmente en el rap y trap, es común aludir a lo underground a modo de enaltecimiento de lo auténtico, lo real, lo que debe ser. Con la palabra underground se suele hacer referencia a corrientes artísticas, en este caso musicales, que son consumidas por una minoría de la población. Por otra parte, en el lado opuesto del ring: la música comercial, casi como el lado oscuro, para los raperos el límite que no debes cruzar si quieres seguir llamándote “rapero”. Ya escuchábamos a Yung Beef en su canción “Infierno”: “aquí no estamos en mierdas comerciales”. Y es que el trap español mama directamente del rap estadounidense de los años 90 (entre otros muchos géneros, como veremos), donde la premisa keep it real tiene como uno de sus requisitos lo underground.

Y la pregunta viene rodada, ¿cómo puedo saber si lo que estoy escuchando es underground o comercial? Para intentar responder a esto hay que tener en cuenta una serie de cuestiones. Por una parte, lo comercial dentro de lo artístico engloba todo producto que tiene como objetivo llegar al éxito de masas y para conseguirlo los músicos se van a servir de una serie de elementos que responden a un patrón común, ya sea a nivel rítmico, armónico, temático o incluso visual en el caso de que vaya acompañado de un videoclip. Es decir, hacer una canción con receta, coger los elementos musicales que se sabe que tienen más acogida entre el público y combinarlos para obtener el éxito. Por supuesto la cuestión responde a un leve esbozo de todo lo que implica la música comercial ya que no se tiene en cuenta temas de difusión, publicidad, discográficas, etc. Algunos artistas que se incluirían dentro de este ámbito podrían ser Bad Gyal, C. Tangana, Rosalía… Por otra parte, el extranjerismo underground es un término que alude a cualquier música que huye en mayor o menor medida de lo mencionado anteriormente. Suele usarse para hacer referencia a músicas más experimentales, sonidos y temáticas a los que la mayoría del público no está acostumbrado. Su consumo es mucho más minoritario por lo que generalmente son canciones que no vas a escuchar casi con total seguridad en la radio o en televisión aunque, como en todo, existen excepciones. Por ejemplo “Ready pa morir” de Yung Beef aparece en anuncios de Televisión Española (La 1, de toda la vida) y en la película Quien a hierro mata (eso sí, relacionándolo con un personaje que tiene problemas con las drogas); sin embargo, se sigue considerando música underground por parte del público de la música trap.

Alexis Petridis añade otra cuestión sobre la que reflexionar: lo que supuso la llegada de Internet para la consideración de underground. La definición exacta para música underground ya estaba abierta a la interpretación en los inicios, pero con los avances tecnológicos de los últimos años, han aumentado los medios de distribución y el ritmo al que se difunde y consume la música.[1] Actualmente existe una idea más o menos generalizada de lo que es comercial y lo que no, pero para establecer unas características de cada uno se tendría que realizar un estudio amplísimo relacionado con la historia de la música desde su distribución, la sociología, la historia, la economía… Los inicios del trap coincidieron con un marco tecnológico que los artistas supieron aprovechar (casi de manera natural) para autogestionarse ellos mismo en Internet y redes sociales, favoreciendo la democratización de la difusión musical y de la iniciativa artística en el género musical.

Desde sus orígenes el trap ha crecido de manera estrepitosa y ha irrumpido en el panorama urbano hasta establecerse como un género musical, aunque es cierto que en el caso de España su producción musical no es demasiado extensa. La cuestión de la nueva difusión de la música a través de plataformas o redes sociales y otras muchas cuestiones ha abierto el debate sobre el límite que lo separa de lo underground y de lo comercial. El trap se ha visto envuelto en una visión comercial que se ve propiciada por la ausencia de una definición apropiada para este género, lo que lleva a una aplicación de ese término en muchas ocasiones errónea y que se ha visto pronunciado por la desinformación de medios de comunicación.

A nivel nacional se puede considerar que la mayoría del trap que se produce pertenece al underground, existiendo como es de esperar excepciones (muy pocas excepciones). La expansión continua del género, sobre todo en los últimos años, ha desembocado en que el término haya sido utilizado por los medios de información en busca del clickbait y de su capitalización. “El rap de los ninis”,[2] “la enésima estafa hípster”[3] o “ir en chándal, fumarse un porro y hablar raro”[4] (podría servir de meme, tengo que admitirlo) son definiciones que se han visto en algunos medios, confundiendo al público y dando una imagen del trap que no se corresponde, la mayoría de las veces, con la realidad. Ese uso excesivo de la palabra trap por parte de los medios de comunicación ha conseguido que esté rodeado de una consideración comercial. Además, a la visión peyorativa que gran parte de la población tiene del trap se le suman las teorías más críticas desde la academia, que juzgan al fenómeno de la música trap como trivial y no digno de una investigación seria.

Según Jernej Kaluža, en realidad, la idea de considerar esta música como comercial estaría favorecida principalmente por la popularización que ha experimentado sobre todo en los últimos años, y como consecuencia la variedad de significados que suscita el término. En parte, se utilizaría para hacer referencia al subgénero del gangsta rap, originado en el sur de Estados Unidos en los 90; se usa también para la música electrónica (EDM trap) que se identifica por los sonidos de la caja de ritmos “Roland TR 808” y los bombos sincopados; y, hoy en día, en muchas ocasiones, se usa el término “trap” para referirse al pop contemporáneo que ha sido influenciado por dicha música,[5] y es que “ni la farsa impostada de ciertos traperos ni el discurso quinqui de otros puede hacer nada contra el caprichoso capitalismo estético adorador de ídolos que fagocita solo a quien le conviene”.[6] Simón López mantiene que, en cuanto a la primera acepción, el gangsta rap en el caso de España ya era considerado comercial por los puristas del rap,[7] y aún más esa visión comercial se acentúa con el último uso que se le da al término en el ámbito de la música pop.

En España, la fórmula que funciona como medio de venta del trap es la fusión con flamenco. Desde inicios de 2018 el número de escuchas en Spotify de artistas relacionados con este estilo como Daviles de Novelda o FlowZeta han aumentado en un 5.400 % y un 3.300 %, respectivamente.[8] Además la influencia de las músicas latinas que el trap ha tomado y es más que perceptible, ha añadido otra piedra a la mochila de “lo comercial” que carga. A propósito de esto último, Marcos González Díaz escribe “Cómo diferenciar el reggaetón del trap, el polémico género musical que arrasa en medio mundo”, donde mantiene que a pesar de esa influencia del reggaeton no es que se haya inculcado totalmente en el trap español, sino que se juega con estos ritmos, no se usan de manera única como ocurre de manera más pronunciada en el trap latino.[9] Es decir, en España se adopta esa rítmica del reggaetón (tan reconocible y familiar para nosotros) pero no es la única base que utilizan. Por ejemplo las canciones de Alabny “Videojuego” o si queremos algo más antiguo “Nadie”.

 

Entonces, teniendo en cuenta esas fusiones con músicas comerciales, ¿se puede seguir siendo underground? ¿Puedes ser mitad underground y mitad comercial? El panorama del trap en este punto se divide, y es que sí, se puede hacer trap underground, pero sin duda hay que tener en cuenta que es un género de música urbana muy llamativo para los sellos discográficos, que ven el trap como música dirigida a la generación millennial, generación z y posteriores y para artistas que quieren abarcar un mayor público.

Pero el trap español puede presumir de contar con un amplio abanico de artistas que se mantienen en el underground. La llegada del trap al panorama urbano español tuvo un gran impulso en 2016 gracias a la creación de La Vendicion Records; esta label-crew se define como una plataforma discográfica independiente y descentralizada que funciona a nivel internacional. Se ocupa de distribuir y promocionar las nuevas creaciones de los artistas que formen parte de La Vendición y los dejan autogestionarse sin perder la propiedad de sus obras.[10] Y no solo eso, en el panorama underground podemos ver que los artistas se apoyan entre sí dando incluso oportunidad de participar en conciertos, de gente que ya tiene un nombre en este sentido, a artistas que están empezando, como podría ser el caso de Soto Asa con Lil R o la participación de Bendriss en el Infierno Fest 2022.

El trap se puede considerar como un subgénero que ha sufrido una comercialización, sobre todo en estos últimos años, por los medios informativos, sellos discográficos e, incluso, por artistas fuera y dentro de la escena. Sin embargo, la dimensión underground en el trap español no está perdida, sigue existiendo una producción musical bastante prometedora alejada de esa visión comercial que lo ha envuelto en ocasiones. A día de hoy se puede dar constancia de que en el trap existe un desarrollo del género fuera de las discográficas y de los mass media, que reflexiona sobre el paso y evolución de las sonoridades de esta música desde su aparición en España. Pero también nos encontramos ante lo que podría ser la muerte del trap como género para llegar a algo nuevo y que sin duda dará lugar a planteamientos que tengan entre sus puntos dos palabras clave: comercial y underground.

 

Eva Pozo Herrera

Referencias

 

Notas

[1] PETRIDIS, Alexis. “Where is the musical underground in 2017?”, The Guardian, 2017. URL: https://www.theguardian.com/music/ng-interactive/2017/oct/09/where-is-the-musical-underground-in-2017

[2] PUJOL, Ruben. “Trap, el rap de los ninis”, La Vanguardia, 2017. URL: https://www.lavanguardia.com/cultura/20170609/423292428103/trap-rap-ninis.html

[3] LENORE, Víctor. “El dilema del trap: ¿una revolución musical o el enésimo timo hipster?”, El Confidencial, 2017. URL: https://www.elconfidencial.com/cultura/2017-11-06/trap-dilema-revolucion-musical-o-rollo-hipster_1472200/

[4] ÁLVAREZ, Alicia. “Si no me quisiste así… no me busques en la Forbes”, MAKING FLU$, Plaza & Janes Editores, 2021.

[5] KALUŽA, Jernej. “Reality of  Trap: Trap Music and its Emancipatory Potential”, IAFOR Journal of Media, Comunication & Film, 5, 1 (2018), pp. 23-42.

[6] FELLONE, Ugo. “Tresillos, hi-hats, drogas y autotune: trap para dummies”, Síneris, 2017. URL: https://sineris.es/tresillos_hi-hats_drogas_y_autotune_trap_para_dummies.html

[7] LÓPEZ CABALLEIRA, Simón. “El impacto del trap en la cultura popular española”, Trabajo fin de grado, Universidad de Barcelona, 2019. URL: http://hdl.handle.net/2445133161

[8] EUROPA PRESS. “Trap Flamenco, el nuevo urban que ya es tendencia en Spotify” [prensa online], Madrid, 2018. URL: https://www.europapress.es/cultura/musica-00129/noticia-trap-flamenco-nuevo-urban-ya-tendencia-spotify-20181009130100.html

[9] GONZÁLEZ DÍAZ, Marcos. “Cómo diferenciar el reggaetón del trap, el polémico género musical que arrasa en medio mundo”, BBC News Mundo, 2018. URL: https://www.bbc.com/mundo/noticias-45103727

[10] LEDUC, Martina. “La Vendición Records: trap español en estado de gracia”, One Heap Wonder, 2017. URL: http://oneheapwonder.com/la-vendicion-records/

 

Publicado en febrero 2023

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