La música como salvavidas

Crítica
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La música como salvavidas

Un libro para el optimismo

El mundo de Alice. Lecciones de vida de una superviviente del Holocausto, Caroline Stoessinger, Editorial Zénith (2012), ISBN: 978-84-08-10996-9

Alice Herz-Sommer, la superviviente del Holocausto nazi y la concertista de piano más longeva del mundo, cumple 109 años. Nacida en Praga el 26 de noviembre de 1903, su historia no es solo la de toda una generación de supervivientes al exterminio nazi, sino que, además, podemos decir que Alice Herz-Sommer ha sido testigo excepcional del siglo XX. A través de sus memorias, prologadas por el que fuera el último presidente de Checoslovaquia y el primer Presidente de la República Checa (el recientemente fallecido Václav Havel) y narradas por la también concertista de piano Caroline Stoessinger, asistimos a la peripecia vital de una mujer que tuvo la determinación de vivir con optimismo y sin jamás abandonar la música pese a vivir bajo las circunstancias más adversas. No son solo su deportación y años de cautiverio en el campo de concentración de Theresienstadt, los asesinatos de su madre, su marido y de muchos de sus amigos a manos de los nazis las circunstancias que le tocó afrontar. Alice también sufrió los acontecimientos posteriores que desembocarían en el aislamiento de Checoeslovaquia del resto del mundo durante casi cincuenta años, un exilio en Israel y la temprana muerte de su hijo, pero todo ello si abandonar su optimismo, ganas de vivir y la que, en gran medida fue su tabla de salvación: la música. Por otro lado, también hay lugar para la esperanza, así también asistimos a sus contactos con los círculos de artistas y escritores de la época de gran influencia en su vida como Gustav Mahler, Sigmund Freud o Franz Kafka. Sin ninguna duda un testimonio tan excepcional que merece la pena conservar en forma de libro, y Stoessinger lo sabe. Por ello, la norteamericana, que ha producido y escrito guiones para eventos públicos relacionados con la persecución judía –como el tributo a Schindler en el Museo Conmemorativo del Holocausto de Washington o la primera producción en Nueva York de la ópera infantil de Hans Krása Brundibár– recoge ahora estas memorias fruto de siete años de conversaciones y entrevistas.

Especialmente interesante resulta el relato que Alice realiza de su paso por Theresienstadt, un campo de concentración nada corriente. Theresienstadt era presentado por los nazis como una especie de campamento modelo donde músicos, escritores y artistas de Checoslovaquia, Austria, Dinamarca, Alemania y Holanda serían protegidos de la guerra, mientras en realidad tras sus muros estos mismos artistas morían de hambre, frío, eran torturados y, casi siempre, trasladados posteriormente a otros campos más “convencionales” como Auschwitz, donde morían. En medio de este ambiente de terror, con una pátina de normalidad, era posible desarrollar alguna actividad artística, e incluso se imponían representaciones con fines propagandísticos que luego darían lugar a documentales como Der Führer schenkt den Juden eine Stadt (El Führer da una ciudad a los judíos). La pregunta es: ¿cómo era posible que alguien interpretara conciertos o compusiera música en tales condiciones? Lo cierto es que, a pesar de las pésimas condiciones de vida, músicos de la talla de Viktor Ullmann, Pavel Haas o Hans Krása desarrollaban interesantes y esperanzadores proyectos como Brundibár, obra de este último y única ópera de repertorio internacional compuesta para ser interpretada por niños; la propia Alice participó en numerosos recitales y se las arregló para dar clases en pianos desvencijados a sus compañeros.

Donde se queman libros, se acaba quemando personas” había advertido Heinrich Heine un siglo antes de la creación de los campos de exterminio nazis. Toda una lección atemporal aplicable a cualquier circunstancia de nuestras vidas. Al fin y al cabo, tal y como clama la protagonista de este libro, “el bien y el mal han existido desde tiempos inmemoriales. Lo importante es cómo lo manejamos, cómo respondemos”.

Ana M. del Valle Collado

Publicado en enero 2013

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