Donizetti alla Michieletto. Modernidad y bel canto: perfiles renovados para Edgardo

Donizetti alla Michieletto

Modernidad y bel canto: perfiles renovados para Edgardo

Lucia di Lammermoor, Gaetano Donizetti. Elena Mosuc, Lucia; Juan Diego Flórez, Edgardo de Ravenswood; Marco Caria, Enrico Ashton; Simón Orfila, Raimondo; Albert Casals, Arturo; Jorge Rodríguez Norton, Normanno; Sandra Fernández, Alisa; Dir. musical: Marco Armiliato. Dir. Escena: Damiano Michieletto. Orquesta Sinfónica y Coro del Gran Teatre del Liceu (Barcelona). Retransmitida a través de los cines Cinesa el 23 de diciembre de 2015.

El próximo miércoles 23 de diciembre el público madrileño tiene una cita ineludible en los cines Cinesa con la proyección en directo de la ópera Lucia di Lammermoor, que acaba de llegar a España y se representa en el Liceo de Barcelona del 4 al 29 de diciembre. Hay mucha expectación, y ello se debe al estreno mundial de Juan Diego Flórez en el papel de Edgardo, protagonista de las portadas de las revistas y programaciones musicales. La facilidad y flexibilidad de Flórez para los agudos y su virtuosismo lo convierten en uno de los tenores belcantistas más consagrados del panorama operístico internacional. De modo que basta con pronunciar su nombre para anunciar el aforo completo en cualquiera de sus actuaciones. Si a ello le sumamos el componente entusiasta –parece ser que Lucia es la ópera que más le apasiona– y un fuerte factor emotivo –fue la primera producción escénica que vio fuera de su país cuando era estudiante en Nueva York–, ahí tenemos la ecuación perfecta para mantener e incluso aumentar el capricho de ser testigos del espectáculo y agotar las entradas. Inmejorable estrategia de marketing.

Lucia di Lammermoor (1835) es la segunda ópera más representada de Gaetano Donizetti (1797-1848), tras L’elisir d’amore (1832) y su consagrada aria “Una furtiva lacrima”. Se trata de un drama trágico en tres actos, con libreto de Salvatore Cammarano a partir de la novela The Bride of Lammermoor del escritor del Romanticismo británico Walter Scott (1771-1832). Esta ópera representa el ideal del amor imposible y frustrado en la Escocia de finales del siglo XVI y se percibe como la más elevada expresión del teatro romántico italiano, donde el protagonismo de lo femenino se concibe como un elemento trágico que finaliza con la destrucción. De hecho, Lucia contiene la escena de locura más célebre del bel canto. A pesar de la trascendencia de la novela histórica, comúnmente conocida en la Europa del siglo XIX, la importancia de la producción recae directamente sobre el lucimiento de los cantantes y la música más que en el propio drama. Y en estos momentos me vienen a la mente las palabras de George Bernard Shaw: “la ópera es cuando un tenor y una soprano quieren hacer el amor, pero un barítono se lo impide”. En efecto, querido Bernard, en esta historia nos encontramos el arquetípico triángulo amoroso formado por Lucia, Edgardo y Arturo, fórmula a la que se le añade una fuerte oposición social entre familias que contribuye a obstaculizar la unión verdadera entre los amantes.

Uno de los números musicales más sublimes de la obra es el famoso sexteto “Chi mi frena in tal momento”, todo un clásico de la literatura operística, y acontece cuando Raimondo, el preceptor de Lucia, le muestra a Edgardo el contrato de matrimonio que ella acaba de firmar con Arturo. Se trata del mejor concertante del maestro de Bergamo, en el que intervienen todos los personajes de la historia. Está construido sobre una única melodía de factura ligera, en la que predominan el legato y la continuidad en el fraseo, acompañada por una orquesta en pizzicato que guía discretamente a las voces. La música parece congelar la acción en ese instante, revelando una expresiva factura melódica en la que Donizetti es su máximo estandarte.

La modernidad viene de la mano de Damiano Michieletto, cuya producción se basa en una torre inclinada de cristal y acero que domina el escenario del Liceo de Barcelona. Y es que el simbolismo del montaje de Michieletto no es de los que se olvidan tan fácilmente, puesto que es una metáfora del derrumbamiento de la sociedad de aquella época, la cual se desploma al igual que los personajes. La soprano Elena Mosuc interpreta la famosa escena de la locura –punto culminante de toda la obra– en el interior de la torre, ascendiendo y descendiendo peldaños en continuo movimiento. A su favor cuenta que conoce el Gran Teatre barcelonés y que posee una amplia experiencia en el papel de Lucia. Y aunque tanto ella como la protagonista del segundo reparto, María José Moreno, admiten la dificultad de cantar dicha escena en tales circunstancias, “también es interesante hacer cosas diferentes”, afirmaba la cantante granadina.

En definitiva, el escenario del Gran Teatre del Liceu de Barcelona, con su escenografía de ocho metros de altura y su pronunciada pendiente, el distinguido reparto de protagonistas y Marco Armiliato en el podio de la orquesta, será el blanco de todos los espectadores que acudan a la retransmisión en directo en los cines Cinesa de Madrid, así como en otras salas de Badalona, Barcelona, Mataró, Palamós, Ribes de Freser, Ripollet, Sant Cugat, Terrasa y Valls. Apostamos entonces por lo que será todo un acontecimiento artístico para cerrar el año 2015 como se merece: ¡por todo lo alto!

Tamara Valflor

Fotografía: Opern Haus Zürich y Ópera y Ballet en Cine (portada).

Publicado en diciembre 2015

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