Samson et Dalila. Dualidad en un público exigente

Crítica
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Samson et Dalila

Dualidad en un público exigente

Samson et Dalila,Camille Saint-Saëns. Gregory Kunde, Samson; Varduhi Abrahamyan, Dalila; André Heyboer, sumo sacerdote. Roberto Abbado (dir. musical), Carlus Padrissa (dir. escena). Producción: Teatro dell’Opera di Roma. Palau de les Arts Reina Sofia. Estreno 12 enero de 2016.

Avanzábamos en la previa que “La Fura dels Baus no deja indiferente a nadie”. Después de acudir al estreno de la ópera Samson et Dalila podemos confirmar la lluvia de opiniones dentro del patio de butacas, en la que el público no pudo disimular su contento y desagrado con dicha representación. La Fura ha destacado desde su creación por la lejanía con la función tradicional que consumimos habitualmente, es por ello que de igual forma debíamos esperar algo similar con Samson et Dalila: juego de luces y sombras, acrobacias, proyecciones…

El público asistente no dudó en abuchear lo que para ellos había sido una burda interpretación de un tema serio dentro de la historia de la ópera, sin pensar, ni tener en cuenta, las horas de trabajo que había detrás de ese espectáculo, independientemente de que les hubiera gustado o no.

Tras un inicio vacilante de la orquesta, la sección de cuerda fue cogiendo peso hasta acompañar definitivamente al coro que nos daría la bienvenida a Gaza y su cautiverio. La tenaz batuta de Roberto Abbado se movía al ritmo de las imploraciones del pueblo de Israel.

Muchos de los asistentes desconocían la lesión que Kunde sufrió en ensayos anteriores a la representación, de ahí el desconcierto general del público al entrar en la trama bíblica y ver a un Samson colgado del techo y desplazándose por el escenario con una plataforma móvil. Tal vez por este motivo no vimos brillar la potencia y calidad de la voz del tenor, quien no pudo disimular en su rostro que no se encontraba del todo cómodo en las dos horas de función. Los espectadores coinciden en que los primeros planos mostrando la ceguera de Samson fueron un poco exagerados, pero, ¿cuándo la ópera ha sido discreta?

A quien sí vimos disfrutar en su rol de seductora e implacable doncella fue a Varduhi Abrahamyan. La profundidad de su voz fue suficiente para que tanto Samson como el público se enamoraran de ella, pero quedó manca en expresión corporal en los recitativos que realizaba sola en el escenario. ¿Amor? ¿Venganza? ¿Ambas cosas? Probablemente sea uno de los mayores misterios de esta ópera, el no saber si Dalila estaba realmente enamorada de Samson. Algo que sí podemos afirmar es que ambos crearon un clima cálido e inolvidable en el aria final del segundo acto.

El más perjudicado por los inmensos decorados y escenografía de La Fura fue André Heyboer, ya que toda la proyección de su voz quedó consumida encima del escenario. Pese a esto, Heyboer supo aportar la frialdad y serenidad necesaria para interpretar al gran sacerdote de Dagón, destacando en el momento del brindis con Dalila para celebrar la supuesta derrota de Samson.

Una de las sorpresas que nos aguardaba la representación fue la experiencia de disfrutar de una multitud de voces cantando como una sola persona fuera de la sala principal, creando un aura de misterio e incertidumbre para el público lego. Sin duda, esta fue una de las herramientas de Carlus Padrissa que más llamó la atención. En este punto hay que reseñar también la magnífica coordinación entre escena y música, presente durante todo el espectáculo y evidenciando la complicidad entre el elenco y la figura de Abbado como director musical.

De los errores se aprende, y es por eso que en las siguientes representaciones de Samson et Dalila no se volvieron a repetir ni los abucheos ni los reproches al final de la función. En líneas generales, esta ópera ha dejado con buen sabor de boca al público del Palau de les arts Reina Sofia de Valencia, y con ganas de volver a asistir a otra gran función que nos haga olvidar los problemas y desdichas que ocurren fuera de las sagradas paredes de un teatro.

Sakira Ventura Quintana

Fotografía procedente de El blog de Atticus

Publicado en diciembre 2015

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