¡Cómo está la zarzuela!

Crítica
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¡Cómo está la zarzuela!

¡Cómo está Madriz! Una nueva mirada desde el Teatro de la Zarzuela

¡Cómo está Madriz!, versión escénica de Miguel del Arco basada en La Gran Vía y El año pasado por agua. Federico Chueca y Joaquín Valverde, libretos de Felipe González Pérez (La Gran Vía) y Ricardo de la Vega (El año pasado por agua). Paco León, María Rey-Joly, Luis Cansino, Amelia Font, Isabella Gaudí. José María Moreno (dir). Coro y Orquesta Titular del Teatro de la Zarzuela. Teatro de la Zarzuela, 22 de mayo del 2016.

Advertencia: quien espere una representación de La Gran Vía y El año pasado por agua a la clásica usanza y con una pausa intermedia entre ambas representaciones saldrá posiblemente decepcionado. Quien busque una renovación y actualización teatral de estas dos obras de Federico Chueca y Joaquín Valverde saldrá seguramente sorprendido.

Paco, un personaje de hoy, del 2016, realiza un viaje onírico al siglo XIX y descubre los paralelismos políticos y sociales que dicha época guarda con la actualidad. Los dobles sentidos, el humor y las alegorías a nuestra contemporaneidad son constantes, haciendo una interpelación más que ácida con el espectador sobre el contexto en que vive y donde, dicho sea de paso, no queda títere con cabeza, empezando por los políticos, sean del color que sean. ¡Cómo está Madriz! no se trata sólo de una nueva producción sino que realmente es una nueva obra, escrita y dirigida por Miguel del Arco, que no dejará indiferente al público del Teatro de la Zarzuela. En palabras de José María Moreno, director musical, un espectáculo “divertido y gamberro”, y no en vano, pues si a veces la carcajada surge motu proprio, en otras ocasiones nos buscan claramente las cosquillas.

Como hemos ido viendo en otras producciones a lo largo de la temporada (Galanteos en Venecia o La guerra de los gigantes, aunque estas obras siguen más la dramaturgia de los originales) se ha optado por una recodificación del género en un intento de acercar la zarzuela al público de hoy y de llamar la atención de los jóvenes, sector poco asiduo al teatro lírico en general y al Teatro de la Zarzuela en particular. Ésta es la primera incursión de Miguel del Arco como director de escena en la lírica, lo cual se evidencia en el equilibrio música-texto, sobre todo en el primer acto. Obviamente tiene una plena conciencia del ritmo teatral pero quizás se haya quedado algo corto en lo que a música se refiere, la balanza se inclina claramente hacia el discurso hablado. Así, en esta labor de reescritura se alternan los textos añadidos con algunos de los números más conocidos de La Gran Vía y de El año pasado por agua como las “Calles”, la “Jota de los Ratas” o el “Tango de la Menegilda”, siguiendo grosso modo el orden de las obras originales. El ritmo es ágil, en momentos quizás estrepitoso, con mucho movimiento en escena y un horror vacui latente. Aunque hubo alguna reiteración de ideas y de alguna que otra broma, el hilo teatral estuvo muy bien desarrollado. Lástima que en momentos se abusara del complejo de lo español (que, parece, venimos arrastrando desde el 98, si no desde Goya) cayendo en algún que otro tópico innecesario porque la idea ya se expuso con mayor genio anteriormente.

En cuanto a la música de Valverde y Chueca, sigue encandilando al público por su ritmo y melodías pegadizas. El año pasado por agua (1889) es la secuela de La Gran Vía (1886 – 1887), y tuvieron un enorme éxito en su estreno y a posteriori, siendo repuestas durante varias temporadas. Ambas hablan del Madrid de entonces y apelan también a ese público de finales del siglo XIX, a ese ciudadano consciente de su entorno social y político. En palabras de Miguel del Arco, su intención era recuperar esta intención primigenia, la conexión directa con el espectador, de ahí que buscara referentes actuales para que la comedia funcionara y “para poder jugar con los mismos elementos con los que se jugaba en el siglo XIX”. Sin duda, lo ha conseguido.

La escenografía es relativamente sencilla en cuanto a utilería y tramoya, pero con unas proyecciones vistosas y muy pertinentes, sin ser abusivas o acaparadoras, que recrean Madriz en un collage donde se combinan calles y edificios reconocibles con la imaginería de la arquitectura de la Villa y Corte. Igualmente no podemos dejar de hacer referencia al vestuario, a cargo de Pedro Moreno. Las Calles de Madrid y diversos personajes alegóricos, como la Opinión Pública, doña Transparencia o doña Justicia, por mentar algunos, se definen por sí mismos con un vestuario elocuente sin ser artificioso. Lo original y lo clásico se alternan constantemente siguiendo la agilidad del nuevo libreto.

La dirección musical quedó en manos de José María Moreno, quien consiguió insuflar energía a la orquesta, la cual estuvo más tónica y decidida que en otras producciones de la temporada. También quizás el maestro haya recogido el testigo del impulso que tomaron en María Moliner, donde ya se percibió una mayor sensibilidad hacia la partitura y mayor conexión entre los músicos. En cuanto a los cantantes, todos estuvieron magníficos en sus papeles, la representación de los personajes fue impecable. Vocalmente: María Rey-Joly, en los papeles de la Menegilda y de Merche, la novia de Paco, no estuvo quizás en su mejor momento, con una proyección algo retraída, pero mejoró en el segundo acto. Luis Cansino (Caballero de Gracia), aunque tuvo buenos momentos, en ocasiones la orquesta y el coro le sobrepasaron. Amelia Font (Doña Virtudes) fue quizás quien resaltara más entre los cantantes solistas, con buena proyección y una dicción irreprochable. Isabella Gaudí (Cupletista y La Gomosa) estuvo igualmente fina. Por último, pero no menos importante, es de rigor nombrar la actuación de Paco León (obviamente, en el papel de Paco), quien se desenvolvió estupendamente en las tablas aunque sea mayormente conocido por sus intervenciones en series televisivas. Por otro lado el coro, que cobra especial protagonismo, estuvo en su salsa, como siempre, actoral y musicalmente espléndido.

Sin duda ¡Cómo está Madriz! da pie a reflexionar sobre el género de la zarzuela por su formato y concepción (no os perdáis la declaración de principios al inicio del segundo acto), y por supuesto, deja lugar a una profunda mirada sobre nuestro contexto político, siempre desde un humor incisivo y mordaz. Y ej que… sí, tienen razón: ¡cómo está Madriz!

Raquel López Fernández

Fotografía procedente de http://www.elmundo.es y http://www.libertaddigital.com, (portada).

Publicado en febrero 2016″ id=”mes” alt=”octubre” border=”none”/>

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