Conversación con Califato ¾: «El breakbeat es folclore andaluz de mi época»
Conversación con Califato ¾
«El breakbeat es folclore andaluz de mi época»
Estudio de grabación de Califato 3/4, Sevilla, 12 de marzo de 2020, 18h
Califato ¾ es una agrupación de electrónica andaluza centrada en la fusión con el folclore, compuesta por miembros de varios colectivos andaluces: Breaking Bass, BSN Posse, LIE radio e Industrias94. The Gardener, Esteban Bove, S Curro / SKLT SLKT, Stay Puft (también conocido como Serokah), Lorenzo Soria y Digital Diógenes lanzaron en diciembre de 2018 su EP debut L’ambôccá. Un año después, salió a la luz su primer álbum de larga duración, con el sello Breaking Bass Records: Puerta de la Cânne.
En el Polígono Industrial Santa Clara de Cuba, entre talleres, ferreterías y panaderías, encuentro una puerta metálica adornada con grafitis, compruebo el número y llamo. Se escuchan bajos, percusiones, samples y conversaciones. Sale Esteban Bove y me invita a pasar. Efectivamente, estoy en el estudio de Califato ¾, que al parecer había sido el taller de un tatuador que dejó la puerta pintada. Con Esteban están Manuel Chaparro (The Gardener), S Curro y Serokah, todos reunidos alrededor de la pantalla donde se cuece nueva música.
Tras una cariñosa y breve presentación, Esteban se disculpa y me pide que nos reunamos fuera, sólo se sentarán conmigo él y Chaparro, dentro, «Curro y Serokah están produciendo y ahora no pueden parar, porque han tenido una idea para un tema». Sacamos unas sillas y nos sentamos al sol mientras hablamos de pandemias, conciertos cancelados, folclore y conservatorios, conservatorios y electrónica, conservatorios y flamenco… Chaparro se lamenta, «al final es una pena, se estandarizarán las prácticas, como ha pasado en Córdoba, que han echado a dos grandes maestros, aunque eran dos grandes guitarras». Se refiere al despido de Manolo Franco y Daniel Navarro (Niño de Pura) del Conservatorio Superior Rafael Orozco de Córdoba en septiembre de 2019, para el que se alegaba que carecían de título superior, por lo que no podían seguir ejerciendo. El título superior de flamenco no existía cuando se les contrató y estos dos grandes de la guitarra flamenca llevaban expidiéndolo 15 años.
Nuestra conversación se fundió con la entrevista, desordenada como son las conversaciones.
¿Creéis que en Andalucía hay una tradición electrónica con rasgos específicos que la diferencien del resto de España?
Chaparro: Yo creo que en Andalucía no se puede decir que haya una tradición de electrónica gorda, pero Barbate a finales de los 90 era la capital mundial del breakbeat junto con Londres. Venían todos los gordos a las fiestas del Animal, del Satisfaxion, había mucha cultura musical en torno a ello, era muy underground, muy de Londres, estaba poco metido en España y tenía los ritmos rotos que nos gustan en el sur
Esteban: el contratiempo –
C: Nos gustan los contratiempos y los ritmos rotos, es una música que entra bien aquí.
E: Gente de aquí de Andalucía, que tienen ahora entre 40 y 50, decían que cuando iban a Londres, los conocían en las tiendas porque se llevaban los discos que nadie cogía.
C: Claro, los del breakbeat. En esa época estaba también el bacalao, pero aquí no había bacalao.
E: Además, sin internet, dependía mucho de gustos concretos. Alguien de un pueblo se llevaba a su casa 30 discos de esos y empezaba a ponerlos, encendía un germen, un gusto por esa música que generaba pequeñas subculturas. Eran casos muy puntuales de gente que podía viajar y sabía dónde comprar esos discos, que en el fondo siempre han sido muy marginales.
C: Claro, aquí los chavales iban a comprar los discos, y le ponían una etiqueta blanca en la galleta para que no se supiera ni qué productor era ni nada.
E: Sabías qué discos tenían los DJ’s, si habías escuchado un temazo de uno, sabías que en su próxima sesión lo iba a volver a usar, eran los discos que tenía y los combinaba para elaborar su discurso, sin lo infinito de internet.
C: Sí, claro, y a base de jugar con ello lo que surge es un género nuevo.
¿Consideráis que hay una escena asentada de flamenco electrónico en Andalucía?
C: No, hay mucha gente haciendo muchas cosas, pero cada uno experimenta. Hay una escena electrónica de experimentación y búsqueda de la antiguo, pero no de flamenco electrónico. Ahora también está de moda incorporar el folclore, ya se ha hecho un camino, se está quitando la vergüenza y se sabe el potencial que tiene, hay mucha gente experimentando. Antes nos hacíamos la competencia y nos pisábamos las fiestas, ahora hay unión y comunicación.
E: Yo creo que allá donde vayas hay clubs pequeñitos y fiestas autogestionadas, aunque no nos conozcamos, son como compañeros. Cada vez que pinchas en un club, a lo mejor hay alguien que se va a su casa y se pone con el ordenador o escucha tu música. En todas las ciudades yo creo que hay escenas de innovación que combinan con lo de toda la vida. Somos pocos, pero muy pesados.
Últimamente, con vosotros, con Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, parece que hay una renovación de la escena musical sevillana, que recuerda a la de finales de los sesenta, ¿veis relación entre ellas?
E: Yo no he vivido nada de eso en Sevilla, además soy de Málaga, pero por lo que he visto y escuchado, es el mismo caldo de cultivo, y sí que vuelve a haber mucha gente haciendo cosas.
C: Pero hay que ver si se desarrolla lo que está pasando y no se queda en nada. Es el mismo caldo de cultivo, la situación ahora no es tan distinta. La gente está quemada, ha vuelto la defensa de lo andaluz, de lo propio. Tenemos internet y se ha generado un nuevo andalucismo, sin partidos, que tiene mucha recepción. La gente se siente más andaluza y tiene más ganas de defender lo suyo y luchar por la tierra. En la crisis hubo mucho tiempo libre, mucha rabia y mucha creatividad. Meterme en el ordenador no me costaba un pavo y me iba a un mundo que no era este, a hacer mis locuras y mi música, lo sacaba todo.
E: Movimientos como el andalucista, que están funcionando por memes y cosas así, al final generan una identidad anónima, en la que las creaciones son colectivas.
Comparamos dos manifiestos de artistas sevillanos de finales de los 60, el Manifiesto de lo Borde, de Esperpento, una agrupación de teatro experimental y el manifiesto de Smash, banda pionera del rock andaluz.
E: El de Esperpento es más político, el de Smash es más guasón.
C: Los dos tenían su lucha, que era la misma pero con actitudes de vida diferentes
E: Nosotros somos más esa guasa y esa ironía.
C: Cada cual con su historia, la lucha es la misma, nosotros somos una mezcla de los dos. Tenemos lucha y carga política, pero es político porque es cotidiano, es la vida. Lo que sufrimos y sentimos, si lo buscamos como universalidad, es político, pero nosotros todo lo tratamos con guasa. Tengo amigos que hacen la lucha desde los sindicatos; lo bonito es que entendamos que nuestro fin es el mismo, pero nuestras actitudes distintas.
¿Cuáles son vuestras referencias en la electrónica?
C: Es muy difícil de decir, somos nueve y cada uno tiene un perfil diferente.
E: En grupo, el punto en común es la fusión de la electrónica y el folclore, eso filtra los gustos personales.
C: Yo desde breakbeat hasta cumbia, soy más tropical, más bassmusic, el Serokah es más de footwork, Curro es de grind, de UK, Esteban es mucho más friki en todo.
E: El punto en común es lo popular, conectar desde la electrónica con la gente que te escucha.
C: Es todo muy orgánico y muy natural, no intentamos seguir ningún género ni a ningún artista.
¿Y más allá de la electrónica?
E: ¿De raíz? Casi todas nuestras referencias directas son de raíz. De folclore por ejemplo, discos como Luna nueva, de Remedios Amaya del 83, que es folclore, pero con los cacharritos. “Quién maneja mi barca” es el mejor tema que ha llevado España a Eurovisión, tiene el 303 del ácido como bajo, es oscurito, tiene de todo. La rumba la convirtieron en una industria hasta quemarla, pero eso tenía la frescura de algo nuevo. Llegaron las máquinas y los flamencos de verdad se pusieron a explorar con ellas, ahí también está Paco de Lucía, y muy buenos músicos. Pero fue un momento en la música española.
¿Qué instrumentos utilizáis?
E: Hemos incorporado más roles desde el segundo disco. Yo estoy tocando el bajo y hemos metido guitarra flamenca, estamos intentando integrar los instrumentos que forman parte del directo en las canciones para tener un foco, pero lo más libre es la composición electrónica, esto que está ocurriendo ahora: es cocinarlo al momento, sin ningún plan.
C: Por ejemplo ahora eso es sampling, pero están metiendo una guitarra española en ciertos puntos, luego a lo mejor se le mete una máquina que hace ácido (acid), o cualquier historia.
E: Las máquinas más claves son la 808, que salió en el 83 u 84 y ahora la reeditan, es super clásica; y la 303, que es de ácido. Se inventó para practicar con el bajo y empezaron a usarla de manera más macarra los productores electrónicos. Tiene el “winwin” del ácido, de ese sonido viene todo el acid house y el acid tecno. La tecnología de la música va por un lado, Roland y otras compañías japonesas las hacen con una intención comercial, pero luego los productores le dan una vuelta creativa.
C: En “Mono d’atraççionê” le hemos metido al folclore ácido, haces lo que te da la gana con las máquinas.
En Puerta de la Cânne, hay mucho sample, ¿con qué sentido los escogéis?
C: Cuando quedamos a grabar cada uno lleva todos sus discos, sus cintas, vemos cosas en YouTube, recordamos entrevistas o temas. Es lo bonito y lo fácil de Califato, es todo muy orgánico, somos nueve muy diferentes y nos conocemos bastante, casi ni hablamos ensayando, cuando uno se atasca, entra otro con su idea. Estuve hace poco en Jerez, escuchando a Andrés de Jerez, un cantaor de lo que allí llaman flamenco salvaje, porque no pasa por la cabeza, sale del estómago, ningún quejío es igual, no hace una soleá, le sale de la garganta, cada falseta totalmente diferente.
La electrónica está en 4/4. ¿Cómo le dais la rítmica ternaria usando sus máquinas?
E: Sí, las máquinas están pensadas para 4/4. Nosotros lo que hacemos es intentar cambiarlo siempre a 3/4 y hacer ritmos más basados en contratiempos y silencios, no marcamos el uno…
C: Tiene mucho truco, pero lo tienes en la cabeza.
Y, ¿cómo se reinterpreta un palo?
C: Con respeto y conocimiento. Escuchándolo mucho, investigando, viendo cómo cantaban los antiguos y luego, viendo cómo se podría llevar esa interpretación rítmica a lo digital o a la banda. Entonces hacemos una sevillana normal, como “Puerta de la Canne”, o una jota, como en “Bucca y Cattura”, que es una jota de Jaén.
E: Es una letrilla popular, Curro es de Jaén y su padre se la cantaba. Me la ha cantado su hermana (Araceli, la violinista que nos acompaña), pero no me acuerdo. Nosotros le hemos cambiado la letra.
C: Le hemos hecho un arreglo más pop, el ritmo de favela funk. Al final es eso, absorber, absorber y dejarlo salir, salvaje, como el de Jerez.
E: Igual que un cantaor se sube a un palo a cantar, nosotros nos subimos a un estilo: está el techno, el house, el break y nosotros nos subimos a ellos y a los palos como podamos
C: A veces hemos querido respetar el palo y dejarlo tal cual, pero otras, como en “Camino d’Aghmat”, hemos puesto bulerías con cortes de soleás, va saliendo según pida el tema. En el primer EP intentamos meter sevillanas y no nos salía, en este nos pusimos en serio.
E: Escuchas muchas sevillanas, te fijas en cómo funciona la letra y al final sale.
C: Luego le metemos autotune, breaks, guitarra eléctrica… la magia es que es una sevillana.
E: La idea es poder innovar en un estilo sin salirse mucho de él, alterándolo poco.
C: Si te das cuenta, la sevillana se va bastardeando en cada vuelta. La primera es la más pura, la segunda ya tiene el sintetizador, la tercera tiene los breaks.
E: La cuarta ya tiene el autotune, la guitarra eléctrica y el sintetizador, se va electrificando.
Califato ¾ qué hace: ¿flamenco fusión o folclore fusión?
E: Lo que hacemos nosotros es folclore: ni nos atrevemos a decir que es flamenco, ni es flamenco.
C: El folclore andaluz es una mezcla de lo judío, lo cristiano, lo musulmán y africano, lo cafre… El breakbeat es folclore andaluz de mi época.
E: Nuestro folclore es lo que hemos escuchado y vivido aquí, nuestro folclore es una mezcla de las músicas que nos han rodeado, sea el breakbeat, sea el flamenco o sea lo que sea.
Como titular de una entrevista en Mondo Sonoro, citan a Los Voluble: «El flamenco es de todos y vamos a hacer lo que nos dé la gana con él», ¿estáis de acuerdo?
C: Bueno, sé que ellos no lo dicen con maldad, le tienen mucho respeto. Nosotros también vamos a hacer lo que nos da la gana, pero le tenemos mucho respeto y aprecio. Yo el flamenco lo he escuchado mucho y lo he estudiado, es un cante de sufrimiento y resiliencia, que ha llevado muchas luchas y tradiciones intactas durante siglos. Tiene mucho sufrimiento, mucho alma y mucha vida. Para nosotros no se trata de apropiación cultural, el flamenco no es de los gitanos, aunque ellos lo han guardado durante siglos, lo han cuidado y mimado, han sido los guardianes de la música.
El problema es coger algo que ha estado prohibido, machacado y denigrado y utilizarlo para monetizarlo, y para encima decir que se está innovando y se está cambiando el sentido de las cosas, eso duele, lo siguen machacando y mamarracheando. El “Ali Ali A” de Rosalía, lo hacía La Paquera hace años, Lole y Manuel hacían algo totalmente distinto, que no se reconoció todo lo que debería. Hay que tener en cuenta que ella se dedica a estudiar mucho flamenco, copia gemíos y los adapta, tiene su voz, su flow, su rollo, no hay que quitarle mérito. Pero si lo que hace te parece cambiar el mundo, coge todo lo que hay en Andalucía escondido, de los 80 en adelante, que te va a explotar la cabeza, estaban sembrados, hay un nivelazo aquí, se ha innovado mucho. Teníamos las bases de Rota y Morón, venían muchos guiris y muchos hippies, había una red de casas ocupadas donde se quedaban los guiris, aquí había una movida underground muy gorda, tenían sus comunas, su música.
E: Lo que escuchas es tu discurso. Cuando Camarón empieza a innovar, ya había hecho mucho flamenco, ya tenía el conocimiento, necesitaba hacer otras cosas con él, por eso pudo hacer La leyenda del tiempo.
C: Camarón se sabía todos los cantes, por eso puede hacer otras cosas con ellos, si lo haces con cariño, respeto y conocimiento, lo haces por derecho. Le das tu punto de vista a algo que llevas contigo, buscas lo común, lo universal entre la tradición y tu visión. La apropiación no existe desde el respeto y el conocimiento, o todo sería robado.
E: En el flamenco, las letras son de quien las canta de verdad, aunque no sepas de quién son, si están bien cantadas son de quien las canta, quien se apropia es quien no las canta de verdad.
¿Qué significa para vosotros el directo, cómo lo enfocáis?
C: Ahora mismo se defiende por la naturalidad, estamos aprendiendo, yo a veces cambio un poco las frases, pero llevo un guion, una historia, algunas cosas que tienen que ir tal cual.
E: Aquí en Sevilla hemos hecho los conciertos por triple para rodar e ir viendo con el público cómo funciona. Cada bolo nos da información, vamos viendo el formato y aprendiendo.
C: Para nosotros el directo es lo más importante, para defender tu música la tienes que defender en directo, nos gustaría en lugar de ir nueve ir catorce y llevar al técnico de luces, un segundo guitarra, el violín, queremos montar un espectáculo.
E: También nos gusta representar ese aspecto de Andalucía, queremos ir un montón de gente, con perfiles distintos y hacer que todo el mundo se sienta bien.
C: Irnos de gira no es sólo ir a tocar nuestros temas, tiene de irreverente y de respetuoso, contamos historias, damos una visión de nuestra lucha, nuestra defensa de lo popular, desde el respeto y la horizontalidad, que todo sea una fiesta. Vivirlo es el directo, tocar para la gente.
E: El factor grupal es guay también, al final somos un grupo de amigos que comparte muchas vivencias, no solo la música. El DJ puede ser un poco solitario, aquí estamos en grupo.
C: Cuando estamos juntos, estamos todos a una. Nos conocemos y nos gusta hacer música juntos. Cuanta más gente se sienta identificada y le guste, entienda nuestro mensaje y se sienta más de su tierra al escuchar nuestra música, mejor.
Dicen que no se han guardado nada en el tintero, que hemos hablado del mundo y de la vida en profundidad. Cogemos nuestras sillas y las metemos en el estudio. Curro y Serokah siguen en el ordenador, con un potente bajo. Esteban me enseña los instrumentos y me explica cómo funcionan las mencionadas máquinas, cuáles son su favoritas y qué se consigue con cada una de ellas. Esperamos vernos pronto, cuando podamos volver a los escenarios. Vuelvo a mi coche y, al ritmo de sus Alegriâ de la Alameda, cruzo Sevilla de vuelta al Aljarafe.
Livia Camprubí Bueno
Fotografía de Guillermo Domínguez