Más allá del house: Against All Logic, 2012-2017

Crítica
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Más allá del house: Against All Logic, 2012-2017

Discóbolos

2012-2017, Against All Logic, Other People Records, 17 de febrero de 2018

2012-2017 es el debut de Nicolas Jaar como Against All Logic, en el que muestra su personal acercamiento al house. Los samples tomados del soul y la producción, melódica y compleja, hacen del proyecto un paso adelante en la carrera del chileno. Ritmos y sonidos propios de la música club se encuentran con un tratamiento sonoro que supone una nueva propuesta dentro del género, expandiendo sus posibilidades: potentes bajos, redondos y limpios, dan a las frecuencias graves un papel protagonista que, más allá de lo meramente rítmico, se torna esencial para la conducción del álbum.

“This Old House Is All I Have” abre el disco con un fuerte bajo muy propio del house que, repetido en bucle, atrapa nuestra atención y nos sumerge rápidamente en el universo sonoro que Jaar va a proponer. Aparece un sample de soul, con voces y metales, cada vez más distorsionado que, sobre el rítmico y oscuro bajo inicial, forma un sonido abrasivo que resuelve en un pasaje lleno de rítmicas del funk, un cambio de atmósfera que nos saca de la oscuridad inicial. Aparecen cuerdas, melodías más agudas y sintetizadores que, junto con una vuelta más limpia del sample, preparan la transición hacia “I Never Dream”, dominada por las percusiones habituales del house, un bucle en el sintetizador y multitud de samples vocales, que generan una introducción psicodélica e hipnótica que resuelve en un tema que se ajusta bastante al género en su forma clásica, pero con cortes de sonidos industriales y un nivel de complejidad en las percusiones que nos recuerdan que este no es un trabajo de house sin más. Nicolas Jaar redefine el género, lo ajusta a su forma de tratar el sonido y, nos lleva a distintos espacios sonoros que muestran las posibilidades que encuentra en sus sonidos y estructuras. Las distintas secciones del tema se solapan hacia un cierre exuberante, más luminoso que los momentos previos.

Le sigue “Some Kind of Game”. Comienza con un claro bajo de four on the floor (patrón rítmico propio de la música disco, el house y el techno en el que se marca cada negra del 4/4 con un golpe de bombo), unos acordes de piano y cajas de ritmos y construye, utilizando un sample que cobra mucho protagonismo y poco material temático, un tema que va aumentando su intensidad a base del desarrollo de los acordes del piano con sintetizadores y percusiones en torno a un mismo patrón rítmico, siempre presente. A continuación, “Hopeless” presenta sintetizadores misteriosos, oscuros, y una melodía en frecuencias bajas que demuestra la capacidad de Nicolas Jaar para tratar el sonido con versatilidad. Estos materiales melódicos se desarrollan a lo largo del tema, sobre una base rítmica compleja y sonidos ambientales que contribuyen a la generación de una atmósfera de nuevo misteriosa, en la que Jaar construye espacios que permiten descansar del bucle y mantener la atención en el resto de material que presenta. “Know You” trae un sonido funk y disco que relaja el ambiente generado por su precedente. Una vez más, la maestría de Jaar a la hora de tratar los samples conduce la canción y genera la mayor parte del material que el productor desarrolla. “Such a Bad Way” vuelve a ser un ejemplo de inventiva en el tratamiento de los samples, que generan el discurso sonoro. A las voces y conjuntos de metales sampleados se les suma una línea de bajo que interactúa con una melodía llevada por los sintetizadores, sobre una construcción percusiva, una vez más, muy clásica del house.

En “City Fade” se nos presenta una introducción con acordes de piano que bien podría estar presente en cualquier antología de house de los 90, pero el beat es complejo e intenso y los coros nos devuelven a atmósferas misteriosas. El material de la introducción evoluciona hacia un pasaje en el que se explotan las cajas de ritmo y distintos sonidos percusivos, con ciertos sonidos propios de la percusión más tradicional.

En “Now U Got Me Hooked”, a un sample que se mantiene identificable (“You Got Me Loving You”, de The Dramatics) se suman bajos y sonidos percusivos que, en una paleta sonora cercana a la del sample, consiguen reintegrar las voces y metales de The Dramatics en un universo sonoro totalmente nuevo, donde las frecuencias bajas vuelven a cobrar gran importancia. “Flash in the Pan” se presenta oscura y contundente, claramente dominada por los graves y por una rítmica muy marcada. Sobre el patrón rítmico Jaar genera cortes y cambios, sin caer en la monotonía. Conforme el tema progresa se van sumando capas rítmicas, engordando el patrón y aumentando la cantidad de cortes, algunos de los cuales dejan la canción suspendida, jugando con las expectativas del oyente. La poca carga melódica de este tema cae sobre un sintetizador que adorna con una línea sencilla el proceso rítmico, verdadero protagonista. La dimensión melódica cobra cierta importancia hacia el final, con la presencia de disonancias y sonidos en frecuencias agudas que culminan en el último corte repentino, que nos deja con el bajo de four on the floor y reminiscencias de la melodía del sintetizador. “You Are Going to Love Me and Scream” se mantiene en el carácter común del álbum, diciendo poco que no se haya dicho en los más de 50 minutos anteriores. Aun así, presenta sonoridades interesantes y la paz inicial se transforma en una sección rítmica que va cobrando mayor energía e interés melódico.



El álbum cierra con “Rave on U”, con diez minutos de música. Una melodía en modo mayor se mueve sobre una base rítmica, en principio sencilla, a la que no tarda en sumarse un sintetizador con un contrapunto en frecuencias bajas. Las líneas melódicas se superponen y distintos sintetizadores dialogan en torno a un material similar. No tarda en aparecer el bajo de house que nos ha acompañado prácticamente todo el álbum y la base rítmica se va rellenando. La canción es un aumento de actividad hacia una melodía cada vez más exuberante. La dimensión melódica guía el cierre de este trabajo, con momentos en los que el material rítmico desaparece, para explorar, sin ese asiento que supone el bajo, las posibilidades del material melódico con el que Jaar despide el álbum.

En general, a pesar de ser una compilación de canciones producidas a lo largo de un amplio periodo de tiempo, 2012-2017 resulta un conjunto coherente, gracias al tratamiento sonoro y estructural de Nicolas Jaar, que se mantiene similar a lo largo de las distintas piezas. El uso de samples provenientes del soul, el recurso de suspender las canciones frenando la actividad o la importancia de las frecuencias bajas se mantienen a lo largo de casi todo el álbum. El productor demuestra aquí su capacidad para generar estructuras completas a partir de motivos pequeños y para deconstruir los samples, que convierte en la base de su discurso. Además, en un giro respecto a otros de sus trabajos, Jaar se mantiene dentro de las estructuras propias del house, sorprendiendo al oído sin necesidad de salir de sus formas tradicionales. Probablemente, la mayor sorpresa viene de esta capacidad de cambiar el género desde el respeto de sus formas y sonidos.

 

Livia Camprubí y Guillermo Masiá

Antonio López Caro

Publicado en junio 2020

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