Exposiciones: dejadnos ser niños

Crítica
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Exposiciones: dejadnos ser niños

Los adultos también queremos aprender y pasarlo bien

Caixaforum. Exposición Músicas en la Antigüedad, del 9 de junio al 15 de septiembre de 2018.

Músicas e instrumentos de Oriente Medio, Grecia, Egipto y Mesopotamia en la Antigüedad ocuparon el espacio de Caixaforum Madrid desde el 9 de junio al 16 de septiembre. Instrumentos musicales, con sus respectivas fichas técnicas de materiales, procedencia y otros datos, ayudan a ponernos en contexto, ¿o no? Y es que la primera pregunta que surge es: ¿qué se pretende conseguir con una exposición sobre música antigua dirigida a un público que no está familiarizado?

Personalmente, me faltó esto mismo, contexto, entendido como una atmósfera que lograra introducir al visitante a la época de estos instrumentos. Cierto es que la sala contaba con varios mapas de gran tamaño que señalizaban puntos esenciales en el desarrollo de la música antigua, pero ¿es suficiente? No todo es el contexto geográfico, dónde sucede todo, si no sobre qué situación acontece. Se hubiese podido añadir, por ejemplo, información sobre los recursos naturales de estas zonas (que intervienen en la creación de estos instrumentos), la estratificación social y cómo ésta deriva del tipo de instrumentos y las celebraciones en que se utilizaban… O algo mucho más importante, ¿hemos olvidado la música? Aquel poco familiarizado con la música antigua, ¿sabe que no sonaba igual que ahora o que en otros periodos históricos?, ¿sabe cuándo y quiénes tocaban estos instrumentos? Quizá se hubieran podido añadir de forma sencilla estas informaciones, lo cual habría facilitado la comprensión de la exposición.

Organológicamente sí, suficiente didáctico y entretenido, incluyendo una ficha técnica de cada objeto con la procedencia, material, uso, etc. Al mismo tiempo, la sala contaba con un par de puntos donde poder escuchar la música, si bien poco acertados, ya que sin contexto ninguno aquello sonaba a “nada” y muchas personas ni se percataban de que tenían la opción de escuchar.

Mi parte favorita de la exposición: una reducida área al final del recorrido cuyo título era “Zona infantil”. Se podía pensar que se trata de un lugar dotado de sillones, mesas pequeñas o algo similar para poder estar con los niños mientras se visita la exposición, algo aparentemente sin importancia. Sin embargo, mi espíritu curioso y el de dos amigas más nos animó a mirar allí. ¡Sorpresa! Se trataba de un pequeño espacio con una gran pantalla y ordenadores con un juego muy simple: “Crea tu propia melodía antigua”. El juego tenía distintas opciones: música de Grecia, Roma, Mesopotamia y Egipto, y en cada una de ellas los instrumentos más característicos, cómo sonaban y en qué ocasiones se utilizaban. A partir de aquí, de una forma táctil podías crear tu propia melodía: sencillo y muy didáctico. Al finalizar esta experimentación la aplicación permitía guardar la pieza y hacerla sonar en toda la sala con tu nombre.

Después de esto reflexioné, “¿Realmente este espacio didáctico y animado es un sitio infantil?”. No, para mí fue lo más interesante de la exposición, ya que te permitía escuchar, aprender y crear. Una pena que esta sala pasara desapercibida por la mayoría de visitantes (mis amigas y yo estuvimos solas más de media hora experimentando y ningún visitante de la exposición apareció).

En conclusión, para un público poco familiarizado con la música antigua me faltó mucho más dinamismo y didáctica. No solo es importante ver los instrumentos y saber sus características, debemos adentrarnos en este mundo y despertar la curiosidad hacia temas tan interesantes como este.

Natàlia Gregori Vayá

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