Mi tesis está empaquetada en envoltorio morado

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Mi tesis está empaquetada en envoltorio morado

Reflexiones sobre el día de la mujer trabajadora, la literatura académica y la mercantilización

Hoy, 8 de marzo, algo ha sucedido. He emprendido una búsqueda en internet para consultar los eventos que tendrían lugar en tan señalada fecha, el ilustre día de la mujer trabajadora. Para mi sorpresa o quizá no tanta, he hallado estupendos descuentos por el día de la mujer en lencería y cosméticos. Me aventuro a adivinar lo que están ustedes pensando: ¿es posible que en el siglo XXI y con motivo de la celebración de un día histórico para la mujer, se realice tal campaña? ¿Es verídico que los clichés más sexistas y durante siglos atados al género femenino (la mujer objeto, sexualizada) sean el motor de estos anuncios? Me temo, a pesar del estupor que me produce pensarlo, que la respuesta es afirmativa. Sin embargo, creo que este alarmante anuncio sirvió para algo más útil: reflexionar. El primer pensamiento que cruzó mi mente fue una agresiva autocrítica.

En la actualidad me encuentro sumida en la escritura de una (esperemos) futura tesis doctoral centrada en figuras femeninas, intérpretes vocales de comienzos de siglo XX que hoy permanecen prácticamente en la sombra. No pude evitar que esta ocupación se convirtiera en preocupación. ¿Era mi tesis fruto de la mercantilización del feminismo? ¿El estudio de historias de mujeres olvidadas aseguraba el interés general que pudiera suscitar? Sin querer, sentí que todo lo que había escrito o hecho era simplemente un producto más del mercado y que su “sentido” (si es que algo lo tiene en esta vida) ahora naufragaba a la deriva.

Inmediatamente después, encadené otro interrogante: ¿sería yo la única que se plantea estos dilemas? Algo me dice que no. Si trasvasamos esto al ámbito universitario y específicamente, al musicológico, encontramos una amplia literatura (en los últimos veinte años, sobre todo) centrada en la mujer y en su revalorización. Puedo afirmar con relativa certeza que estas preguntas están rondando los pasillos de la “academia”: ¿hasta qué punto todos esos libros, artículos, conferencias etc. son fruto del oportunismo, de un clima favorable hacia los temas de empoderamiento femenino? En otras palabras, ¿qué tiene de moda y qué de justicia escribir sobre mujeres en la historia de la música –o en cualquier otra disciplina– en los tiempos que corren?

Son cuestiones incómodas, sin duda. Algunos se revolverán en su asiento leyendo estas líneas, otros sentirán que su sangre llega al punto de ebullición, muchos pensarán cuán absurdo es dar vueltas a todo esto. Empero, esto es solo el principio del asunto; un asunto que tiene que ver con la mercantilización de las humanidades que otros autores han denunciado.1 Pero, señoras, señores, es una quimera intentar escapar de los hilos que mueven nuestro mundo. No soy la única que piensa así y, de hecho, muchos músicos están tratando de poner en valor la música como objeto beneficioso para el mercado, provechoso para la economía. 2

Esto me lleva al punto de partida: si a mi tesis centrada en historia de la música, en este caso femenina, le ha tocado verse rodeada de un mundo de oferta y demanda, ¿qué demonios se supone que debo hacer? ¿huir al campo con la tesis bajo el brazo y esperar, alejada del mercado y la economía, a que alguien la encuentre entre las zarzas? ¿Debo, por el contrario, ponerla en circulación en la bolsa académica para ver si se juzga de interés su valor para el mercado y alguna institución la financia o la convierte en un libro?

Me temo que hoy, 8 de marzo, mis dilemas han sido resueltos. El final no es feliz pero no veo otro final si quiero tener la opción de tomarme un café y tener dinero para pagarlo. El trabajo circulará en el mercado y se someterá a sus normas de uno u otro modo.

Pero todavía creo que todas estas dudas me asaltan porque necesito justificar el valor de mi estudio y, créanme, esto no es buena señal. Si aún hay que buscar porqués, cuestionar si es o no comercial lo que escribimos respecto al género femenino, si aún la condición de género pesa como un yugo de culpabilidad del que debemos disculparnos; si sentimos la necesidad de revalorizar lo que hacemos solo por estar centrado en la mujer; si observamos que la defensa de género se está debilitando en una sopa comercial… deberíamos, o mejor dicho, debería seguir preguntándome qué dirección está tomando una sociedad que banaliza el significado histórico de los derechos femeninos y su consecución. Y esto me conduce a ver el trabajo sobre la materia como algo igualmente banalizado.

Entonces… ¿Quedará mi tesis, en medio de toda esta vorágine, colocada en una estantería y sobre todo y más preocupante, despojada de su intención reivindicativa y crítica? ¿Quedará colgada como un sujetador en las rebajas del día 8 de marzo?

Zoila Martínez Beltrán

1 Madrid, Alejandro L. “Diversity, Tokenism, Non-Canonical Musics, and the Crisis of the Humanities in U.S. Academia”. Journal of Music History Pedagogy, vol. 7, nº 2 (2017).

2 Cross, Ian. “Musics, selves & societies: the value(s) of music(s)”. Colloquium, University of Cambridge, 20/2/2019.

Fotografía: Cristina Aguilar

Publicado en abril 2019

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