Mogwai, Young Team, 1997, Chemikal Undergroung Records

Young Team fue (y sigue siendo) un gran álbum. Publicado en octubre de 1997 y remasterizado en 2008, el debut de Mogwai marcó su trayectoria y los llevó a la cumbre del post-rock. El proyecto contiene gran parte de los rasgos que definen la propuesta musical de la banda: largos temas instrumentales se construyen a base de guitarras y bajo, con líneas melódicas bien definidas a partir de un reducido elenco de instrumentos y materiales musicales. Los escoceses exponen sus recursos con claridad para después jugar con ellos y desarrollarlos en toda su potencialidad. La reelaboración de los motivos nos embarca en un hipnotizante ir y venir de masas sonoras que permite a los músicos moverse entre lo contemplativo y lo trepidante, brusca o progresivamente, pero siempre con coherencia. La escasez del material se convierte en el principal anclaje a lo largo de la escucha de este álbum: reconocerlo y percibir su desarrollo ayuda a mantener la orientación en la explosión sonora que es Young Team.

“Yes! I Am a Long Way from Home” abre el disco. Sobre un grave sintetizador una voz enlatada lee un comentario sobre la banda “this music can put a human being in a trance like state… music is bigger than words and wider than pictures… if the stars had a sound, it would sound like this”. Con esta grabación inicial, Mogwai impone un carácter cinematográfico y evocador que marcará el proyecto. El sintetizador del comienzo ha evolucionado bajo la grabación hacia un sonido más etéreo. Salimos de este ambiente llevados por unos sencillos acordes de la guitarra hacia una sección fácil y agradable en la que un progresivo crescendo invita a intuir que la calma es pasajera. Como será habitual, Mogwai presenta un motivo con toda claridad y pasa a desarrollarlo en una sección en la que la fuerza no para de aumentar. “Yes! I Am a Long Way from Home” culmina en la primera explosión de sonido de Young Team con un melódico solo de guitarra que se funde en una inmensa masa sonora, densa y rítmica. La intensidad se acaba y quedamos de nuevo con una voz enlatada, una conversación entrecortada, ininteligible. De nuevo, Mogwai da herramientas para centrar la escucha: las voces grabadas presentes en distintos puntos del álbum constituyen otro de esos anclajes que permiten a la banda (y al oyente) mantener el rumbo.

La introducción de este proyecto, sin necesidad de alargarse demasiado, presenta a la perfección lo que va a sonar, dejándonos con una emoción difícil de poner en palabras. Uniendo lo exuberante y lo comedido en una misma expresión comienza un proyecto enigmático. El sonido refleja la estética propia de los 90: combina elementos del grunge y del shoegaze, siempre desde las estructuras del post-rock. Cabe plantearse si es este un género cuya música vive por y para la estructura o si presenta unas características propias en cuanto al color de sus instrumentos.

Reflexiones aparte, de la grabación final de “Yes! I Am a Long Way from Home” salimos llevados por un motivo en el bajo similar al que había sucedido a la lectura inicial. “Like Herod” comienza con una introducción estructuralmente muy parecida a la de la anterior, pero que anticipa un cambio de carácter. De alguna manera, Mogwai consigue que anticipemos lo que viene. La tensión en “Like Herod” radica en la anticipación: sabemos que algo va a ocurrir, pero no sabemos cuándo. Esta vez, la explosión llega de pronto, abrasiva e incluso violenta y, con ella, Mogwai se introduce en un universo sonoro más oscuro. “Like Herod” avanza hacia la confusión y la psicodelia para dar paso a “Katrien”, donde las voces grabadas se encuentran con los motivos de la guitarra. Estructuralmente distinta, en “Katrien” las secciones no se suceden mediante contrastes bruscos, sino a través de la progresiva acumulación y reducción del material, de forma orgánica. Una sección armónica y algunas intervenciones vocales aportan un sonido diferente y traen de nuevo algo de luz a Young Team, aunque nos mantenemos en un terreno de emociones complejas, difíciles de especificar.

Tras el abrupto final de “Katrien” aparece un sonido totalmente nuevo, distinto de la densidad dominante. Un lúgubre piano y el rodar de una bicicleta abren “Radar Maker”, un breve remanso de paz tras la energía arrolladora de los primeros momentos del álbum que (aunque se agradece) tal vez se queda algo vacío de interés. Le sigue “Tracy”, uno de los temas más emotivos del álbum. Conversaciones telefónicas se mezclan sobre una serena base armónica y una discreta melodía de la guitarra. La batería entra suave: estamos en una balada en la que, si bien la banda se permite acumular material y crecer en decibelios, la serenidad domina el desarrollo de la música. Una genial línea de glockenspiel imita los motivos de la guitarra y, con él, Mogwai construye un momento hermoso, lleno de una nostalgia abrumadora. La grabación central, una llamada telefónica, suena bajo una atmósfera etérea de sintetizadores, en la que lo cotidiano se encuentra con lo profundo y reflexivo. Curiosamente, la bajada de este tema resulta más elaborada que el clímax, con un delicado juego entre materiales que se desvanecen.

Con “Summer” volvemos a un carácter más determinado, la sonoridad se oscurece de nuevo y sentimos acercarse algún otro tipo de erupción, que no tarda en llegar. En un tema de secciones contrastantes que se suceden rápidamente en torno a un material reducido, notamos una fuerza contenida: sabemos que Mogwai aún no ha dejado todo dicho, sólo está recuperando la decisión y la energía que necesita para lanzarse hacia el tramo final de su debut. La línea de bajo y la de guitarra se mezclan en un riff decadente, lleno de rabia. A continuación, “With Portfolio”, bajo la apariencia de un interludio equivalente a “Radar Maker”, sorprende con unos interesantes acordes del piano y una creciente confusión generada por distorsiones que corren de oído derecho a izquierdo. Tras una abrasiva secuencia, perturbadora y fascinante, finaliza abruptamente para dar paso a “R U Still in 2 it?”

La sucesión de “With Portfolio” y “R U Still in 2 it?” guarda un gran paralelismo con la de “Radar Maker” y “Tracy”. De nuevo, tras un interludio sigue una balada. Este tipo de juegos estructurales se suman a los recursos que permiten a la banda dar coherencia al proyecto y ayudan a escuchar más allá del estallido. Con una introducción llevada por la guitarra, en una atmósfera serena en la que la nostalgia guarda algo más de luz de la que había tenido en “Tracy”, nos adentramos en el único tema vocal del álbum. Con un sonido que recuerda a My Bloody Valentine o Sonic Youth. Aidan Moffat, de Arab Strap, presta su voz a Mogwai para cantar a una relación que se desmorona, un amor que se ha disuelto en el aire. El foco de esta canción se mantiene siempre en la parte lírica, sobre una base instrumental que recurre a recursos familiares para generar un ambiente de reflexión, que muestra al personaje enfrentándose a una toma de decisiones. La voz da paso a una desconcertante melodía, lenta, grave y disonante del piano que retoma y desconfigura el que había sido el bajo de la canción.

Con “A Cheery Wave from Stranded Youngsters” (que podría traducirse en algo como: “un alegre ademán de unos jóvenes sin rumbo”), Mogwai comienza a despedirse. Al ritmo de un “one, two, three, for, five, six, seven, eight, and on you go” con marcado acento escocés, la banda se adentra en un tema sereno, en el que el piano aporta algo de ligereza a la emoción general, aunque mantiene siempre unos graves acordes que no nos permiten distanciarnos del carácter reflexivo y nostálgico. Interesantes armonías brillan aún más gracias al uso de percusiones como steel drums o toms. Tras esta breve despedida, la banda nos adentra en “Mogwai Fear Satan”, el imponente cierre de este proyecto. El tema final comienza en un tono aparentemente luminoso y animado, el punteo de la guitarra dibuja una ligera sonrisa en nuestros labios. Pronto nos damos cuenta de que estamos otra vez en un paisaje desolador. A lo largo de 16 minutos, Mogwai no cesa de añadir capas de material que tornan el contenido expresivo de nuevo en una contradictoria mezcla de emociones, donde el vitalismo se encuentra con una dimensión sombría. Una progresión de acordes se repite constantemente mientras sobre ella se acumulan capas de distorsión y una lejana flauta hacia una cacofonía en la que, de algún modo, podemos encontrar calma. La batería empuja siempre hacia delante mientras la repetición constante de los motivos y la progresión de acordes nos llevan a un estado que recuerda la afirmación que abrió el proyecto: “this music can put a human being in a trance like state”. Mogwai se va cumpliendo con las expectativas que ellos mismos habían generado, en un viaje sonoro profundo, reflexivo y satisfactorio.

A veintitrés años de su estreno, Young Team mantiene la fuerza y la frescura de las grandes obras. Los miembros de Mogwai apenas superaban los veinte años cuando se embarcaron en su primer álbum. “If the stars had a sound, it would sound like this”: los sonidos oscuros, opresivos y la influencia del metal de este proyecto determinaron un cambio en el desarrollo del naciente post-rock, un género que juega a llevar los sonidos a otro plano para forzarnos a la escucha contemplativa. El encuentro de estos sonidos con las capas de ambient, los pianos o la flauta de “Mogwai Fear Satan”, junto con la capacidad de Mogwai para relajar la tensión antes de construir su estampida, desemboca en un contradictorio mosaico de emociones guiadas por una fuerza arrolladora y una gran sensibilidad capaz de crear momentos serenos y bellos. Con este contundente álbum, los escoceses atrapan nuestra atención y obligan a hacer un esfuerzo por escuchar, por comprender qué quieren decir. Mogwai anuncia con su debut la llegada de una gran banda, de ideas claras y con mucha voz propia, que mantiene hoy su influencia.

Guillermo Masiá y Livia Camprubí

Fotografía de Livia Camprubí