Concurso Internacional de Canto Montserrat Caballé. Nuevas políticas, nuevas gestiones ¿rumores inciertos?

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Concurso Internacional de Canto Montserrat Caballé

Nuevas políticas, nuevas gestiones… ¿rumores inciertos?

Desde hace ocho años en la ciudad de Zaragoza todos los meses de septiembre se celebra el Concurso Internacional de Canto que lleva el nombre de Montserrat Caballé. Durante una semana cerca de 250 cantantes o futuros cantantes, en torno a 54 diversos países de procedencia, compiten en las eliminatorias para conseguir un puesto en la semifinal que les dará paso a una final donde no más de 15 elegidos se disputarán el suculento premio económico de, aproximadamente, 12.000 euros para el primer puesto, 6.000 euros para el segundo y 3.000 euros para el tercero.

Este 2015 el concurso estaba rodeado de incertidumbres. A principios de año la situación fiscal de Montserrat Caballé se vio complicada por una serie de circunstancias que resultaron en un acuerdo que no le permitía recibir subvenciones públicas, entre otras cosas. De esta forma, se corrió el rumor de que el certamen corría peligro, pero nada más lejos de la realidad.

Debemos tener en cuenta que 120.000 euros de los 200.000 euros que cuesta este evento son aportados por las Industrias Químicas del Ebro, lo que supone que la ayuda que ofrece el Ayuntamiento de Zaragoza suma 80.000 euros más el espacio que cede en el Auditorio de la ciudad para que tenga lugar el acontecimiento.

Durante la celebración del XV Concurso (2015) se extendió un segundo rumor: el año que viene ya no habría certamen porque el nuevo equipo de gobierno en el Ayuntamiento no estaba de acuerdo con el planteamiento. Por lo visto, nos habíamos ido demasiado lejos otra vez. Según explicó el nuevo Concejal de Hacienda y Cultura, Fernando Rivarés (Zaragoza en Común), la revisión que se pretende llevar a cabo para el 2016 no afectaría ni a la calidad ni a la continuidad, sino al proyecto cultural en relación con la capital aragonesa, seguramente, en referencia al estado de las arcas municipales.

¿En qué cabeza cabría pensar eliminar un evento que sitúa a Zaragoza en el mapa musical del mundo y atrae a tantísimos cantantes?

Tenemos un buen auditorio, con unos buenos gestores, pero necesitamos un nombre propio para este certamen, y ese nombre es Montserrat Caballé. Su prestigio y su indudable talento siguen atrayendo hoy día a los más jóvenes, a todos aquellos que quieren dedicarse al mundo del canto, tanto para participar en el concurso como para tomar parte en la master class que imparte los días posteriores.

Monterrat Caballé supo llevar el nombre de España a terrenos musicales desconocidos y le debemos, por tanto, un inolvidable reconocimiento. No obstante, no podemos atemorizarnos por la postura del Ayuntamiento de Zaragoza al querer reformular el proyecto cultural, ya que hay que comprender que sigue trabajando con profesionales muy cualificados, por lo que se deberían esperar una serie de pautas en beneficio de la ciudad y la sociedad.

Si el consistorio desea revisar las condiciones del concurso, esperaremos (como buenos amantes de la música y como ciudadanos) de ambas partes una puerta abierta al diálogo para llegar al mejor acuerdo posible. Los tiempos cambian, y las líneas estratégicas en materia de gestión cultural deben evolucionar, siempre dentro de los términos que marca una saludable cooperación.

Ni qué decir tiene que el nivel artístico de los concursantes cada edición se hace más difícil de superar. En esta última convocatoria se pudo disfrutar de una final muy disputada en la que había un claro favorito, Levy Sekgapane (Sudáfrica), con un timbre de voz que recordaba a las grabaciones de los tenores italianos de los años 20, como una delicia de domingo soleado. Sin duda, quienes se lo pusieron complicado fueron Yuri Yurchuk (Ucrania) y Aikaterini Koufochristou (Grecia), quienes obtuvieron el segundo y el tercer puesto respectivamente –Koufochristou lo compartió con Xiqiu Zhang (China)–. Personalmente, mi preferida fue la griega, por el mérito que tiene cantar “So war es mit Pagliazzo” de Ariadne auf Naxos de Richard Strauss, del que se desprende un coraje vocal que no se lo había oído nunca a nadie, además de una maestría técnica innegable.

No obstante, me gustaría destacar un hecho que estos últimos años me viene llamando mucho la atención, y es que el jurado está compuesto sólo por hombres. En un certamen donde la gran mayoría de concursantes estadísticamente son mujeres, sorprende que no haya por lo menos dos nombres femeninos entre los seis miembros del tribunal: Carlos Caballé, Dalmau González, Roger Alier, Fernando Sans-Rivière, Aldo Mariotti y Luis Alfonso Bes.

¿Se habrá cuestionado esta ausencia el Ayuntamiento de Zaragoza en su futura reforma?

Andrea P. Envid

Publicado en diciembre 2015

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