“El espíritu italiano”
“El espíritu italiano”
El Handel más íntimo en concierto
Cantatas Dolc’ è pur d’amor l’affanno HWV 109ª, Vedendo amor HWV 175 y Lungi da me, pensier tiranno HWV 125b. Suite para clave en Si bemol mayor HWV 434. Suite para clave en Si bemol mayor HWV 434, “Obertura” y Aria “Alma mía” de la ópera Floridante HWV 14 y Chacona para clave en sol mayor HWV 453. Auditorio de la Fundación Juan March de Madrid, ciclo “De Purcell a Händel: un siglo en la cámara inglesa”, 6 de marzo de 2021. Xavier Sabata y Dani Espasa.
Acostumbrados a escuchar al Handel de las grandes iglesias y de los grandes teatros, el concierto celebrado el pasado 6 de marzo en el auditorio de la Fundación Juan March nos mostró una faceta mucho más íntima del compositor alemán. Este monográfico handeliano inauguró el ciclo “De Purcell a Händel: un siglo en la cámara inglesa” y fue protagonizado por el contratenor Xavier Sabata y el clavecinista Dani Espasa, dos figuras de referencia en la interpretación del repertorio barroco que consiguieron transportarnos durante una hora y media al mundo erudito de los palacios y academias de principios del siglo XVIII.
Bajo el título de “El espíritu italiano”, el concierto nos ofreció un programa virtuosístico y poco canónico en el que se reflejó de manera muy evidente el carácter internacional de la música de Händel, que sintetiza las melodías expresivas del ámbito italiano con el talante solemne del estilo alemán. Además de en la belleza de la propia música, el encanto del programa residió en su equilibrada estructura, que alternaba piezas vocales de estilo italiano con obras solistas para tecla en búsqueda de una mayor variedad y contraste, dos aspectos fundamentales de la estética barroca.
El concierto comenzó con Dolc’ è pur d’amor l’affanno HWV 109a, cantata pastoril que presenta el tradicional modelo multiseccional de alternancia entre aria y recitativo. Xavier Sabata, con tesitura de contralto y un buen manejo del fraseo, realizó un trabajo de especial calidad en el breve recitativo, donde se despegó por fin de la partitura y, con una seguridad in crescendo, transmitió con energía el sentido del texto. Dani Espasa, por su parte, demostró una gran complicidad con el contratenor, ejecutando el bajo continuo con limpieza y tenacidad.
Inmediatamente después, el clavecinista abandonó el papel de acompañante para presentarse como solista con la interpretación de la muy exigente Suite para clave en si bemol mayor HWV 434. Sin duda, el momento más brillante fue el “Preludio” donde Dani Espasa ejecutó con envidiable flexibilidad, control e igualdad los arpegios y escalas iniciales. En la “Sonata” y en el “Aria con variazioni”, en cambio, hubo momentos en los que el intérprete sacrificó esa claridad tan característica suya en pos de una mayor velocidad, lo cual provocó un resultado sonoro algo asfixiante. Aun así, el clavecinista supo lograr un buen equilibrio entre las diferentes voces y demostró su enorme talento a la hora de introducir ornamentos.
Tras una introducción de carácter oscuro y sombrío a cargo del clave, apareció en el escenario un Xavier Sabata dispuesto a interpretar la cantata Vedendo amor HWV 175. A pesar de que su entrada no poco ruidosa pudo ser desconcertante, el contratenor nos introdujo de lleno en la pieza a través del primer recitativo. La buena dicción, la expresividad y el dramatismo fueron cualidades comunes a todas estas secciones, aunque el cantante también se lució en algunas arias como “In un folto bosco ombroso”, donde Dani Espasa tuvo asimismo momentos de protagonismo en forma de ritornelli instrumentales en los que consiguió un sonido delicado y perfectamente balanceado con respecto a la voz.
Sin embargo, el gran momento de Sabata no llegaría hasta unos instantes después cuando interpretó el aria “Alma mia” de la ópera Floridante, que fue precedida de un inteligente arreglo para clave de la obertura donde Espasa manifestó su maestría en los pasajes fugados y en la ejecución de trinos y terceras. En “Alma mía”, el contratenor destacó por su amplia capacidad de fraseo y control del legato que, unidos al dominio de las dinámicas y al expresivo claroscuro de su voz, arrancaron la primera ovación del público. El segundo gran momento de la tarde sucedió justo después, esta vez de la mano de Dani Espasa. Su interpretación de la Chacona para clave en sol mayor HWV 453 fue magistral. La asombrosa técnica del clavecinista quedó patente en las variaciones rápidas, mientras que las variaciones lentas, con reminiscencias del estilo de Rameau y Couperin, dejaron ver a un Dani Espasa expresivo, espontáneo y lleno de flexibilidad que comprendió a la perfección la densidad contrapuntística de Händel.
La alternancia entre piezas vocales e instrumentales continuó con la interpretación de la última pieza anunciada en el programa, la cantata Lungi da me, pensier tiranno HWV 125b. Su aria “Fuggi da questo sen”, de carácter agitado y llena de coloraturas de gran dificultad, nos mostró otra faceta del contratenor, un Xavier Sabata audaz y ágil, aunque algo inseguro en el registro grave. Con todo, la verdadera joya fue el aria “Tirsi amato”, de un enorme lirismo. La naturaleza íntima y delicada de esta pieza se acentuó todavía más gracias al cambio de timbre que experimentó el clave en la repetición variada, una sonoridad parecida al del laúd que nos remite a los espacios cortesanos de la época.
Finalmente, Xavier Sabata sustituyó la voz cantada por la voz hablada para agradecer al público su asistencia e introducir brevemente el aria Vinto son della mia fede del compositor italiano Giovanni Maria Ruggieri. La pieza, incluida dentro de su disco (2014), fue interpretada con gran sensibilidad, lo que supuso un cierre exitoso de este recital y nos dejó con unas ganas inmensas de escuchar los próximos conciertos de este particular e íntimo ciclo de marzo.