Entrevista a Julián Elvira

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Julián Elvira:

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“Construye a partir de lo que tienes”

El marco es un marco sencillo: una tetería humilde, sin aspaviento alguno y cercana a la plaza Tirso de Molina, un poco adormilada a esta hora de la tarde. Una mesa art-decó, dos butacas de idéntica altura, un par de tés y el verano acechando tras la puerta abierta. Hay bullicio de fondo, mezclado con el pitido del aire acondicionado y los sonidos propios de una cocina de bar.

Empecemos por el principio. ¿Qué es la flauta Prónomo?

La flauta Prónomo es el último paso en la evolución de la flauta travesera moderna desde la instauración por parte de Theobald Böhm de su sistema de llaves y espátulas a finales del siglo XIX. Es también el resultado de casi dos décadas de investigación del sistema cómplex, definido por el profesor Istvan Matuz y su prototipo de los años 80. Se trata de una flauta travesera tipo Böhm con posibilidad de independencia de apertura y cierre de todos sus agujeros. Es precisamente esta independencia la que da al intérprete la capacidad de explotar sus recursos sonoros de manera absoluta, aprovechando al máximo una base científica que, inspirada en los sistemas complejos, tiene en cuenta cualquier parámetro respecto a la producción del sonido como germen para el arte interpretativo.

Pero la génesis de la flauta Prónomo ha llevado asociada la creación de un lenguaje y pensamiento Prónomo, preñados de recursos de diferentes culturas y estéticas con un carácter no colonialista. No se trata de expoliar recursos, sino de utilizarlos y compartirlos para crecer en común, creando una nueva identidad, una nueva forma de pensamiento más abierto, creativo y plural.

De hecho, uno de los primeros proyectos desarrollados con la flauta Prónomo fue el llamado 3.1 Culturas, donde el instrumento adoptaba los parámetros de construcción de flautas de tres culturas en las que éstas desempeñan un papel importante en la sociedad: la cultura japonesa y el shakuhachi; la tradición indostaní y el bansuri; y por último el mundo árabe y el ney. La existencia de la flauta en estas culturas tiene que ver no sólo con el aspecto lúdico sino también con elementos religiosos, filosóficos, idiomáticos, culturales, etcétera, para los que la flauta hubo de adaptarse de manera acústica. A este trabajo más técnico le siguió de forma natural la necesidad de conocer las técnicas de interpretación y expresión propias de cada cultura, y para ello trabajé con relevantes flautistas en sus respectivos epicentros, compartiendo en cada sesión su tradición desde la flauta Prónomo y las técnicas ampliadas (extended technics), asociadas a la interpretación de la música contemporánea occidental, pero en este caso aplicadas a sus flautas.

Este fue, en realidad, el principio y la esencia del pensamiento Prónomo.

El guiño clásico en el nombre es maravilloso…

El nombre de “Prónomo” fue la última versión, la más poética, sobre una idea de pluralidad. Al principio iba a llamarse “flauta cómplex” por estar basada en el concepto de los sistemas complejos. Fue un amigo quien me mandó un precioso y esclarecedor texto que hablaba de Prónomo, un auleta del siglo V antes de Cristo residente en Tebas y vinculado a la música y las artes escénicas. Había inventado un tipo de aulós con el que podía interpretar los diferentes modos musicales sin cambiar de instrumento (en aquel momento existían diferentes aulós para los diferentes modos musicales). Básicamente, el trabajo de Prónomo y el mío eran idénticos: la búsqueda de la idea de abrir y cerrar agujeros de forma independiente y así obtener una flauta “blanca”, que podemos colorear de la manera que necesitemos. Esta es la base de la ingeniería genético-acústica de la que hablaba antes y que determina el timbre del sonido, la frecuencia, el volumen y la armonía espectral, que en su conjunto construyen la personalidad del instrumento.

¿Cómo se aborda la cuestión de la práctica ausencia de repertorio en un instrumento totalmente nuevo?

La flauta Prónomo nace en realidad con un repertorio: el tradicional de la flauta moderna de Böhm. Todo lo que se toca con esta flauta es susceptible de ejecutarse con la Prónomo, donde cohabitan las flautas de diferentes épocas y diferentes estéticas. La flauta moderna de Böhm supone la base sobre la que se sustenta el desarrollo posterior, y en consecuencia es con la que más relación tiene, con la ventaja añadida de que las aportaciones mecánicas efectuadas en la flauta Prónomo mejoran algunos aspectos más inestables en la flauta moderna. Podemos hablar, sin introducirnos en cuestiones demasiado técnicas, de algunas digitaciones imprecisas, como el mi, fa# y sol# de la tercera octava, el do# de la segunda y tercera octava…, también algunas frecuencias de difícil producción, como son las de la cuarta octava, microtonía, transposición de multifónicos… Estos recursos son esenciales para la interpretación del repertorio contemporáneo y de vanguardia.

Sumemos al repertorio tradicional de la flauta travesera de la que ya he hablado el de otras culturas y estéticas, con sus timbres, técnicas, ornamentos y retóricas. Y a esto añadamos el hecho de que existe un repertorio ad hoc generado en los últimos años a partir del conocimiento y la experimentación con el instrumento. Seguramente éste es el más importante a la hora de presentar, explicar y divulgar la flauta Prónomo y la razón de su existencia.

¿Es este último repertorio el que presentas semanalmente en Prónomo en CCruce? Háblanos un poco del proyecto…

Pausa para una segunda ronda de té. La camarera nos mira algo intrigada pero sin llegar a desterrar una apatía de gesto que casi parece hereditaria. Estamos solos ahora en el local, fuera la hora de la siesta parece respetarse, hay calma y los tenderos charlan entre ellos.

Prónomo en Cruce es una producción de Crasmúsicas y se trata deuna presentación constante de un año de duración en la que se muestra el potencial de la flauta de manera ordenada. Cada mes se propone un programa que se repite semanalmente, generalmente los jueves, –aunque por razones varias estas sesiones se pueden llevar a cabo otros días–. El formato es humilde e intimista y da la oportunidad de escuchar y ver de cerca este nuevo instrumento y sus capacidades y bienes. Los programas se diseñan respondiendo al repertorio que se está creando para la flauta Prónomo o con el que, aunque no ha sido compuesto para este instrumento, se llega a unas cuotas de ejecución y expresión más completas. Es decir, sacar más partido a las obras gracias a las características de esta flauta. Por ejemplo, el pasado junio se presentó bajo el título de El origen un programa en el que se incluían piezas de culturas no occidentales, además de versiones y perversiones de obras clásicas como Syrinx de C. Debussy con un desarrollo armónico espectral, microtonía, glissandi, etc… En los siguientes programas se expondrán estos aspectos en profundidad con títulos como Conexión Japón, Conexión India, Monográfico sobre Alberto Posadas, Prónomo y Potamon: dos flautistas, dos epigramas, Prónomo y los sistemas complejos, etc.

Convengamos en que esta flauta suponga una cierta revolución a futuro. Presumo que la “mayoría de edad”, que no tiene por qué ser ahora, está relacionada con que compongan para ella, y para ello tiene que haber un proceso previo de normalización de la flauta. Si ahora un flautista de corte sinfónico coge la flauta Prónomo, ¿tardaría mucho en adaptarse?

Me gustaría responderte por partes. En primer lugar, no sé dónde está la mayoría de edad de un instrumento, pero entiendo a lo que te refieres. La última parte de tu pregunta podría sugerir una idea de correspondencia entre la mayoría de edad o la madurez de un instrumento occidental y la pertenencia de éste a la orquesta sinfónica. Bueno, me parece un bonito objetivo para mi flauta. Sé por propia experiencia que la utilización de la flauta Prónomo en un conjunto como podría ser una agrupación sinfónica ayuda en aspectos sobre afinación, texturas, colores, solución de pasajes, etc. Pero hay que saber que la flauta moderna tiene una cantidad de recursos increíble de los cuales no se utiliza ni un diez por ciento. Un poco como pasa con nuestro cerebro. Mi intención en estos momentos no es vender flautas Prónomo, sino mostrar una cantidad de posibilidades de producción y ejecución de recursos sonoros que no nos imaginamos. Y como profesional sinfónico sugiero una interpretación más creativa y crítica, que surja del conocimiento de múltiples técnicas y pensamientos. Todo esto es posible a partir del estudio del sistema cómplex: un sistema de ordenación de las conclusiones acústicas de los tubos aplicado a las características de la flauta.

En el caso de empezar a utilizar una flauta Prónomo es complicado saber el tiempo de adaptación, depende de si hay determinados conocimientos de la base científica, que como digo es el sistema cómplex, y por supuesto de los objetivos del flautista.

Si de verdad tenemos que hablar de mayoría de edad, y por esto entendemos la instauración y normalización de este instrumento, yo creo que será gracias a la docencia. Será a partir de los alumnos, quienes no están condicionados por esquemas preestablecidos. Los estudiantes están abiertos a conocer siempre y cuando haya honestidad en el mensaje, valor en el contenido y creatividad en la propuesta. A una de las sesiones de Prónomo en Cruce asistieron un grupo de alumnos de entre 9 y 16 años. No sabían qué iban a oír, únicamente que era un concierto de flauta. Experimentaron los sonidos de Japón e India, y pudieron apreciar el sonido de la flauta desde el punto de vista armónico. Al terminar tuvieron la ocasión de acercarse y hacer preguntas. Creo que a ellos son a los que se les tiene que estimular, mostrar el mundo sonoro sin barreras mentales, culturales o sociales. Mostrarles un punto de vista más amplio y la flauta Prónomo y su base conceptual son una herramienta para ello.

Uno de los aspectos más interesantes de tu flauta no es hacer de manera independiente lo que hace un shakuhachi o un bansuri, sino la posibilidad de hacer todo a la vez en una sola obra…

Hacer que la flauta Prónomo suene como un shakuhachi, bansuri u otro tipo de flauta no es la cuestión. De hecho lo importante es saber por qué suena como suena y de alguna manera descontextualizar los recursos para volver a contextualizarlos del modo que nos interese. Creo que exponer todos los fondos sin sentido en una obra para que se sepa lo que un instrumento puede hacer no es una buena idea. Pero no lo digo sólo en el caso de Prónomo. Esta es una norma bastante universal. Lo comparo con mezclar todos los colores de un bote de plastilina. El color que nos da es pardo neutro y sin rasgos idiomáticos característicos.

Por ejemplo (los ejemplos son muy ilustrativos) hay una forma de soplar en el shakuhachi que se llama blowing y que consiste en una hiperradiación en la embocadura, justamente en el bisel. Produce un sonido muy lleno, como muy hinchado (blowing, muy soplado). Yo utilizo esta técnica en algunas obras contemporáneas, por ejemplo en el principio de Debla, de Cristóbal Halffter. El enfoque no es tener miedo de que alguien considere fuera de lugar un “sonido” shakuhachi… lo importante es tener riqueza de recursos a la hora de interpretar y llevar a cabo un propósito. Es esencial adaptar y adaptarse. Pronto nos daremos cuenta de cómo ha de ser la mejor manera de ajustar las técnicas en los contextos. Los glissandi que he aprendido de la música indostaní los puedo utilizar en otros tipos de música contemporánea, como en Carceri d’invenzione de B. Ferneyhough. Otro tipo de ornamento japonés llamado oshi es ideal para aplicarlo en la música contemporánea de T. Takemitsu. Los cambios de timbre propuestos por S. Sciarrino se pueden plantear desde técnicas de otras culturas. Esta colaboración y puesta en común es de lo que hablaba al principio de esta entrevista. La globalización, el pensamiento Prónomo y su nuevo lenguaje.

El té se ha quedado frío. Nos lo servimos hace un rato pero ha quedado arrinconado en la mesa. Pedimos otro a la camarera.

Permíteme que cambie un poco el tercio y retome el asunto de la docencia. Prácticamente todos los músicos o compositores a los que hemos entrevistado responden negativamente cuando les preguntamos si llevarían a sus hijos a un conservatorio. En la mayor parte de los casos esta negativa responde a los valores que se fomentan. No me parece anecdótico. De hecho, uno de los aspectos que más me convencen de la Prónomo y su lenguaje es que los ideales que la alientan, entre comillas, son ideales perfectamente extrapolables a la educación de los niños y los jóvenes: cúrtete, culturízate, desarrolla el sentido crítico y aprovecha lo que quieras de todo ese bagaje para decir lo que necesitas. La pregunta es, ¿cómo has llegado tú hasta ahí? ¿cómo ha sido el camino de evolución del instrumento y el pensamiento en paralelo?

De nuevo me haces muchas preguntas de golpe… pero voy a intentar analizar un poco la situación por partes. Los conservatorios son conservatorios porque conservan un tipo de tradición, en base a una metodología y a un pensamiento muy concretos. Esto tenemos que tenerlo claro. Si no, como dice un buen amigo mío, profesor de conservatorio, serían progresatorios.Conozco profesores de conservatorio con una gran profesionalidad y creatividad, aunque en la mayoría de los casos dentro de este pensamiento tradicional centroeuropeo. No tendría problema en llevar a mis hijos a un conservatorio siempre y cuando las expectativas académicas estuvieran en equilibrio con las creativas y las de crecimiento personal. Esto es bastante difícil, pero insisto en que no es imposible. Mis hijos se pasaron los primeros años de su vida oyendo música en casa, en el coche, en conciertos, aunque lo cierto es que no mucha de ella era clásica. También asistían y eran testigos de puestas en escena alternativas. Creo que fue por eso que cuando matriculé a mis hijos en un conservatorio de danza y un conservatorio de música se sintieron un poco decepcionados, fuera de lugar. Estaban acostumbrados a otras sensaciones y entendían la cuestión de forma diferente. El resultado pasó por dejar los estudios en los conservatorios. Aun así, en las condiciones que he planteado antes no tendría problemas en volver a matricular a mis hijos en un conservatorio.

La música no puede ser nunca un instrumento para adoctrinar como lo es la religión. Tiene que ser siempre para crecer, nos tiene que dar una serie de recursos que nos hagan pensar y decidir por nosotros mismos, que nos haga libres. Sin embargo el problema surge cuando se adoctrina y cuando de alguna manera lo que se pretende con ella es intentar meterte en un redil.

Lo más apasionante que me ha pasado con el instrumento, más que llegar a hacer la música, es tenerla en la cabeza y decir “necesito esto, voy a por esto, busco esto” y llegar al momento de poder llevarlo a cabo. Eso es muy importante para los estudiantes, “¿necesitas que tu flauta suene de esta manera o de la otra? Vamos a inventar algo”. Poner un papelito en un determinado agujero, quitar la embocadura para tocar con ella sola o tocar sin ella… Construir tu propio instrumento a partir de lo que tienes y en función de lo que quieres es, a mi juicio, síntoma de creatividad y pasión. A partir de ahí, cuando el alumno esté enganchado a esa creatividad ya no se le va a poder parar.

Mi flauta, como dices, es un instrumento al que hay que acercarse con una gran apertura mental y espiritual. En efecto me he basado en el conocimiento de diferentes voces, múltiples culturas y filosofías. Respondiendo a la pregunta de cómo he llegado hasta aquí lo que puedo responderte es con otra pregunta, ¿Quién llega hasta ahí? En tu pregunta está la respuesta. Uno llega ahí porque es una persona que escucha y respeta las voces y las expresiones de otras culturas, estéticas y pensamientos. Una persona que se compadece, que comparte la pasión y las pasiones ajenas en un sentido aristotélico, es una persona que está en condiciones de llegar a este punto.

Es frustrante constatar cómo se va reduciendo cada vez más la música y su papel en las enseñanzas oficiales, sabiendo que es esencial para el desarrollo del pensamiento crítico del que hablábamos antes. Como docente, ¿cómo orientas este aspecto? ¿Buscas montar un Suzuki nuevo?

[Risas] Es un poco lo que estamos hablando a lo largo de la entrevista. Creo que el problema es la falta real y práctica de ese pensamiento crítico del que hablas. Se piensa que criticar es poner de vuelta y media al otro. La palabra crítica deriva de criterio, de juicio por discernimiento. Pues ya está todo dicho: si queremos llevar a cabo una interpretación crítica debemos tener criterio, y para ello, conocimientos y experiencia en discernir entre unas cosas y otras, entre unas propuestas y otras. La música, por la función que desempeña (social, lúdica, religiosa, filosófica, etc.) no es igual en las diferentes partes del mundo. El compositor no conceptualiza igual según la época, la ubicación geográfica, incluso su situación personal o su educación. Por eso, cada vez que nos proponemos preparar un proyecto, trabajar una obra, escuchar un concierto, criticar, en fin… debemos tener los conocimientos para discernir y ser ecuánimes en las pasiones.

Me interesa particularmente el proceso creativo. ¿Te costó mucho la flauta Prónomo (hablo a todos los niveles)? ¿Fue mucho trabajo? ¿Muy frustrante? Comentas que no es estrictamente un invento sino más bien un desarrollo, en realidad como todos los inventos, que son desarrollos de algo previo. ¿Te desanimaste mucho durante el camino?

La flauta Prónomo es un camino. En el camino pasan muchas cosas y si el camino es largo, como éste, pues pasan aún muchas más.

Si por costar me preguntas cuánto tiempo me ha llevado, te contesto que casi veinte años y sí, mucho trabajo. Si quieres saber si ha sido difícil e incómodo o molesto, te he de contestar que no. Es mi camino, es en lo que creo, forma parte de mi esencia. Podría estar haciendo otra cosa, nadie me ha obligado a elegir esta senda. Lo único que puedo hacer es agradecer que cada día pueda seguir por ella y que no se acabe. Siguiendo eternamente con el símil del camino… la frustración, el cansancio, el desánimo, son siempre elementos que están y deambulan por él; como los árboles, las piedras o la arena, le pertenecen. Lo que creo que uno debe hacer es concentrarse en sus objetivos y no dejarse aconsejar por estos acompañantes momentáneos. La soledad elegida y bien entendida es un valor que hay que tener en cuenta y si necesitas un poco de compañía, como dice mi madre, paciencia.

La flauta Prónomo no es un instrumento genésico, es una versión practicable y mejorada de un prototipo del profesor István Matuz fabricado en los años 80. También es la materialización de la idea, el sueño, de otro gran flautista, R. Dick, quien imaginó una flauta con independencia de apertura y cierre de todos sus agujeros. A lo largo del siglo XX ha habido diferentes ideas de modificación de la flauta travesera. En el caso de la flauta Prónomo, ha sido la necesidad de llevar las conclusiones –objetivas– de la teoría cómplex las que han logrado materializar este instrumento.

¿Y es un instrumento terminado? Ya sé que el camino acaba de empezar por todo lo que hay alrededor, pero ¿la flauta Prónomo va a tener modificaciones?

Es un instrumento conceptualmente terminado. Es decir, cumple la premisa fundamental de que sus agujeros tienen independencia de apertura y cierre, y además son combinables entre ellos. Otra cosa es que esos dispositivos, esos controles de mando de apertura y cierre de los agujeros, puedan variar, lo que depende mucho de la cuestión económica. Ya sabes, con financiación siempre se puede seguir investigando, pero hoy por hoy es un instrumento con el que se pueden llevar a cabo las conclusiones teóricas de forma notable.

Si hemos hablado de evolución del instrumento, también quería dedicar unas líneas a la evolución personal ¿Qué referentes tienes, tanto de compositores como de intérpretes? ¿Cuáles han sido tus “conmovedores”?

Muchos. Lo que tengo en la cabeza es producto del contacto con diferentes disciplinas, estéticas y pensamientos. Estoy acostumbrado a escuchar música de todo tipo y saber situarme en cada momento. A lo largo de mi vida he invertido mucho tiempo y dinero comprando discos y libros y los he oído y leído una y otra vez. Habrás adivinado mi interés por música de otras culturas, de los cinco continentes. Me han interesado los pensamientos y reflexiones de dramaturgos, directores de escena, músicos, filósofos…pero no he sido mitómano. Agradecido sí y como investigador, leal y honesto con la citación de fuentes, pero no he sentido la tendencia a idolatrar.

Terminemos… ¿proyectos para el futuro?

Mi proyecto profesional es seguir caminando por la senda de Prónomo. Espero continuar en el camino de paciencia del que hablaba mi madre, construyendo más música alrededor del instrumento para su divulgación y exposición constante. De momento llevar a buen fin el proyecto Prónomo en Cruce. Allí podrán encontrarme amantes de la flauta, estudiantes y profesionales, interesados en el sonido y sus diferentes modos de expresión, compositores y artistas en general. La información completa se puede encontrar en http://crasmusicas.com/Pronomo-en-Cruce. Allí os espero cuando queráis.

Los segundos tés se quedaron tan fríos como los primeros y la separación, como siempre en estos casos, es extraña. Supongo que es una consecuencia inevitable cuando se tratan temas que exceden con mucho el ámbito musical. En la boca de metro nos despedimos, ambos con la cabeza perdida en alguna frase dicha, mientras Tirso de Molina se despereza y ofrece helados veraniegos por doquier.

Mario Muñoz Carrasco

Fotografía: Lorena Sánchez y Antonio Pérez

Publicado en verano del 2013

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