Lo que no siempre ocurre
Lo que no siempre ocurre
Elektra en el Real
Elektra. Música: Richard Strauss. Libreto: Hugo von Hofmannsthal. Madrid, Teatro Real, 15 de octubre 2011. Orquesta y Coro Titular del Teatro Real. Dir.: Semión Bychkov. Dir. esc.: Klaus Michael Grüber. Intérpretes: C. Goerke (Elektra), R. Plowright (Klytämnestra), M. Uhl (Chrysothemis), S. Youn (Orest), C. Merritt (Aegisth).
Cuando uno acude a un teatro a ver y escuchar una ópera normalmente lo hace en busca de emociones, con la esperanza de que exista una transmisión entre los artistas y el espectador. Por desgracia o por fortuna esto no es algo que suceda siempre, pero cuando ocurre, convierte en especiales e incluso mágicas esas veladas, quedando en un segundo plano los aspectos técnicos y formales de la interpretación de la obra.
El párrafo anterior puede ser un buen resumen de la Elektra de Richard Strauss que ha inaugurado la temporada en el Teatro Real de Madrid. Con un nivel notable en aspectos técnicos y formales ha cosechado un éxito sobresaliente gracias a las emociones y la transmisión. Como sucede en toda la producción de Strauss, texto y música se funden genial y sutilmente desde la ironía hasta la tragedia; podemos encontrar momentos oscuros, casi asfixiantes, combinados con fragmentos de un lirismo brillante y efectista; la adaptación de la obra homónima de Sófocles por parte de Hofmannsthal es terriblemente sólida y directa. Todo esto conforma un cóctel perfecto para no dejar a nadie indiferente, que ha sido muy bien aprovechado en esta producción.
La escena propuesta por Klaus Michael Grüber aporta mucho a la obra con unos medios reducidos. El hormigón armado del que está hecho el palacio de Micenas esconde muchas sutilezas y ayuda a crear un clima de decadencia y agonía. La iluminación es sencilla y acertada en casi todo momento. Podemos decir que Grüber se pone al servicio de la obra desde la sobriedad.
Si tenemos que señalar una pieza clave del éxito de esta producción, muy probablemente haya que mirar hacia el podio. El maestro Semyon Bychkov hace una lectura clara y directa de la obra; la tensión dramática que consiguió crear en la sala fue impactante. Demostró un conocimiento exhaustivo de cada detalle de la obra, extrayendo todo el jugo emocional que posee. Pero sobre todo guió a la perfección a una sorprendente Orquesta Sinfónica de Madrid que se dejó la piel y funcionó muy por encima de su nivel habitual. Tanto el empaste como la nitidez de los planos sonoros fueron de una calidad notable, algo muy complicado de conseguir en una obra como ésta. Esperemos que no sea flor de un día.
Respecto a los cantantes, Christine Goerke encarnó a una Elektra con mucha fuerza y carácter. Con una voz casi siempre bien proyectada mostró elegancia en el fraseo y conexión con el público. Puede decirse que cuajó una actuación muy completa en un papel de mucha envergadura. En el papel de Klytämnestra me encontré a Rosalind Plowright que sustituía a Jane Henschel por una indisposición. La soprano reconvertida en mezzo dio cuenta de su experiencia y oficio y nos regaló una gran actuación. Dramatizó de forma soberbia su personaje, y pese a que su voz ya no es la que fue, sacó adelante su rol con un nivel destacable. Manuela Uhl fue lo mejor de la noche junto con Goerke en lo que a voces se refiere. Con una voz fresca y perfectamente proyectada se paseó en el exigente papel de Chrysothemis. Su canto es directo, noble y elegante, perfecto para este rol. Además su actuación teatral fue de muy alto nivel, realizando una caracterización del personaje muy sólida y creíble. Samuel Youn encarnó un Orest expresivo, lleno de sentimiento pero algo falto de proyección mientras que Chris Merritt solventó sin ninguna dificultad y con una buena dramatización el reducido papel de Aegisth.
Cuando el telón bajó, las lágrimas del maestro Bychkov daban fe del clima que se había creado en la sala. Quienes asistimos no presenciamos la mejor Elektra de la historia, pero pudimos disfrutar de lo que hablábamos al comienzo, lo que no siempre ocurre.
Mario Muñoz Carrasco