La frontera del olvido y la ausencia

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La frontera del olvido y la ausencia

Tu destino está en los demás, / tu futuro es tu propia vida, / tu dignidad es la de todos. José Agustín Goytisolo

IV Festival Sin Fronteras. Gira Vivencias. Paco Ibáñez, guitarra; Mario Mas, guitarra; Gorka Benítez, saxofón y flauta travesera; Horacio Fumero, contrabajo. Teatro Principal de Zaragoza, 7 de mayo de 2015.

Cojamos un folio de papel y doblémoslo en forma de abanico; después, tomemos unas tijeras y recortemos la silueta de un muñeco; despleguemos la forma y vayamos anotando en cada perfil nombres al azar: Francisco de Quevedo, Atahualpa Yupanqui, Pablo Neruda, Luis de Góngora, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Miguel Hernández… O, pensándolo mejor, no tan al azar si en la portada de nuestro desplegable las letras forman el conjunto Paco Ibáñez.

Palabras, dardos; palabras, emociones. Porque ya lo decía Gabriel Celaya en La poesía es un arma cargada de futuro: “es algo como el aire que todos respiramos y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos”. Bien lo comprendió Paco Ibáñez quien, aunque nunca cantó realmente, supo leer y comunicar los versos de grandes poetas españoles e hispanoamericanos, así como las letras de –su tan admirado, como nos confesó– George Brassens. Y es que Paco, pese a sus 80 años, sigue manteniendo una envidiosa dicción, diría yo hipnótica, que conduce mágicamente las palabras hasta los oídos y las introduce como una idea en el pensamiento.

Durante unas casi dos horas de concierto Paco nos contó versos pero también historias propias que hicieron del ambiente una suerte de reunión familiar. Los espectadores, de todas las edades –créanme si les digo que la brecha comprendía desde los 10 hasta los 80 años– entonábamos juntos y sentíamos la nostalgia de sus días en el caserío familiar de Aduna y en el París de los años 60.

Paco estuvo arropado por músicos geniales: un contrabajista argentino, Horacio Fumero; un saxofonista y flautista vasco, Gorka Benítez; y un guitarrista, Mario Mas, hijo del famoso guitarrista aragonés Javier Mas (1952) que ha acompañado a Leonard Cohen en estos últimos años. Los tres supieron escoltar brillantemente la guitarra de Paco, quien no se sentó en ningún momento; y, también, seguirle sus acordes y su música, tanto cuando tocaron a dúo como en grupo.

Si alguna vez alguien me preguntara si sabía lo que era el sentimiento del exilio, le respondería que creía que una vez había alcanzado a experimentarlo en un concierto de Paco Ibáñez en mi propio país. Sus poemas musicalizados son perfectamente extrapolables a la situación en la que vivimos, donde todo está globalizado y capitalizado; donde, como puntualizó Paco, si no hablas inglés, no eres nadie; donde el esfuerzo de mi generación parece que no sea suficiente y, por ello, nos debamos sentir culpables por no prosperar, siendo la única solución marchar fuera de la tierra que nos ha criado y formado.

En definitiva, fue muy bonito escuchar una música de líneas melódicas sencillas y bellas, de acordes que concuerdan con la cadencia de los versos, y de ritmos que anhelan aún los corazones.

Andrea P. Envid

Publicado en verano de 2015

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