Otello en los Campos Elíseos. Y la vuelta de la Bartoli

Crítica
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Otello en los Campos Elíseos

Y la vuelta de la Bartoli

Otello, Gioachino Rossini. Teatro de los Campos Elíseos. París, 13 de abril de 2014. John Osborn, Cecilia Bartoli, Edgardo Rocha, Barry Banks, Liliana Nikiteanu, […]. Moshe Leiser y Patrice Caurier, dirección de escena. Jean-Christophe Spinosi, director musical. Ensemble Matheus, Coro del Teatro de los Campos Elíseos.

En programa, Otello, de Rossini, dirigiendo el foso, Jean-Christophe Spinosi, y en el papel de Desdemona, la conocidísima mezzo-soprano Cecilia Bartoli. Más de 20 años sin que la cantante pisase la escena parisina hizo que la expectación del público fuese tal que en el Teatro de los Campos Elíseos no cupiese ni un alfiler. La única de las obras de Rossini basada en un drama shakespeariano fue la elegida para que “la Bartoli” volviese a la escena de la capital francesa desde que en 1990 interpretase el papel de Cherubino en la Ópera de la Bastilla.

El papel de Otello fue llevado a la escena por el tenor John Osborn que, con un timbre de voz amplio y ágil en todos los pasajes, se mantuvo a la altura de su afamada compañera en todo momento. Esto hizo que el terceto del segundo acto que cantaron junto al joven tenor uruguayo Edgardo Rocha en el papel de Rodrigo resultase uno de los momentos culminantes de la tarde. La confidente Emilia fue encarnada por Liliana Nijiteanu con una voz de mezzosoprano con graves amplios y agudos muy bien colocados que establecía también un juego de voces muy empastado con Bartoli. Así pues las voces elegidas para representar este Otello hicieron que las numerosas secciones grupales fuesen brillantes.

L’ensemble Matheus, junto con el Coro de los Campos Elíseos, fueron el colchón sobre el que la obra debía desarrollarse. Como es característico en esta agrupación, la obra fue interpretada por instrumentos historicistas. Se echó un poco en falta una mayor unidad en la orquesta y más decisión en los ataques, lo que hizo que el conjunto instrumental se quedase un poco débil. Quizás fuese este el motivo por el que el público parisino regaló al director musical tantos vítores como abucheos en los saludos finales.

Celos y racismo son los dos temas que articulan la historia shakespeariana de Otello, drama que ha sido llevada a la ópera por varios compositores. En el Otello operístico más conocido, el de Verdi, el amor y los celos tienen preponderancia. En cambio, en la versión que puso Rossini en música es el racismo el tema destacado desde el que partieron Moshe Leiser y Patrice Caurier para poner en escena la producción que sitúan en la Italia de 1960. La escenografía no muestra una Venecia rica y vencedora, sino que refleja una Venecia más austera, en cierto modo reacia a celebrar el triunfo de Otello.

Diez minutos de aplausos y algún que otro ramo de flores volando desde el patio de butacas hasta el escenario pusieron punto y final a una sesión en la que se celebraron dos acontecimientos: la representación del Otello de Rossini y la vuelta a la escena de París de Cecilia Bartoli.

Irene Pellegero Querol

Imagen: http://ilgiardinodiarmidablog.files.wordpress.com/2014/03/otello1.jpg

Publicado en mayo/junio 2014

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