Zenobia Scholars

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Zenobia Scholars

Música vocal del Renacimiento y el Barroco

Parroquia de Santa María: Zenobia Scholars. Inés Alonso, Marta de Andrés, Monon Chauvin, Laura Fernández, Raquel Rodíguez (sopranos); Begoña Gómez, Sonia Martínez, Esther Pastor (Altos); Javier Checa, José Antonio Gil, Pedró Izuzquiza, Imanol Laura (Tenores); Ignacio García, Daniel Jérez, Claudio Jiménez (Bajos); Rupert Damerell (Director). 25 de octubre de 2014, Madrid.

Zenobia Scholars es una formación vocal creada a principios de este año por el director Rupert Damerell, figura importante en la actividad coral que se desarrolla en Madrid que se ha especializado en repertorio renacentista y barroco. Esta nueva agrupación, formada por jóvenes músicos, dio el pasado sábado 25 de octubre su concierto de presentación en la Parroquia de Santa María en Madrid. La velada se desarrolló en dos partes, una dedicada al Renacimiento español y otra a música del Barroco.

Los dieciséis integrantes de Zenobia Scholars comenzaron el concierto entonando las primeras notas del el Jubilate Deo de Cristóbal de Morales y, seguidamente, pasaron por obras de compositores tan conocidos como Victoria, Vivanco y otros no tanto, como Bernardino de Ribera o Alonso Lobo. Los cantantes demostraron diestramente sus habilidades vocales, aunque faltó más empaste entre las voces y una mayor concepción de grupo vocal camerístico.

Lo que no faltó es musicalidad. Entre otros buenos momentos cabe destacar Rex Autem David del Bernardino de Ribera. Original de Játiva, este compositor fue nombrado maestro de capilla en la catedral de Ávila en 1559, cuando estuvieron Victoria y Vivanco cantando de niños. Las tres notas cromáticas descendentes que contiene el lamento de David por la muerte de su hijo cambian el modo de la pieza nada más pronunciar su nombre: Absalón. Detalles tan expresivos como éste estuvieron muy bien tratados por el conjunto, consiguiendo un gran efecto.

El Ave María a 8 es una pieza para dos grupos vocales, compuesta por Alonso Lobo, de la misma época que Bernardino de Ribera. En 1591 fue nombrado asistente del maestro de capilla de la catedral de Sevilla, Francisco Guerrero, que como bien dicen las notas al programa, es el gran ausente en este concierto. El mencionado problema de conciencia grupal se vio acentuado en este Ave María a 8, en el que los dos conjuntos –uno de registro agudo y otro más grave– no se vieron muy diferenciados, sin percibirse el contraste entre los dos; predominando más bien la sensación de un solo coro. En este tipo de obras es crucial que se puedan entender y captar los diálogos entre los dos coros partidos.

El público tuvo la suerte de asistir a un estreno: el de una nueva versión del famoso Miserere de Gregorio Allegri. El arreglo, realizado por el musicólogo Ben Byron-Wigfield, contiene los elementos de todas las partituras anteriores a esta pieza: la del manuscrito de Allegri con los adornos, la de Mozart y la versión moderna. El conjunto utilizó bien el espacio de esta iglesia, que tiene una magnífica acústica, colocando al coro grande, el tenor que recita el canto llano, y el cuarteto vocal en sitios diferentes. Los cantantes del cuarteto mostraron sus buenas habilidades, tratando muy bien los adornos y las aportaciones de cada una de las versiones, que se observan mejor en las partes de los solistas que en el coro grande.

La genialidad del compositor inglés Henry Purcell apreció claramente en Hear My Prayer, una obra llena de armonías casi divinas, conmovedoras, muy bien tratadas por Zenobia Scholars y su director, con un muy buen uso de la dinámica. Dos minutos y medio en los que Purcell mueve nuestras emociones constantemente, dando un paso más en cada compás, hasta resolver en el último acorde. En cuanto a disonancias, el momento culmen del concierto fue el Crucifixus de Antonio Lotti, repleto de ellas prácticamente desde el segundo compás.

Tras interpretar el motete Komm, Jesu, komm de Bach –demasiado forte– ofrecieron como bis Laudibus in Sanctis de William Byrd, obra en la que realmente se sintieron cómodos, con mucha agilidad y en que se vio su potencial como conjunto vocal.

Es importante que los cantantes tengan la oportunidad de obtener consejos y clases, como es el caso de esta formación, de músicos de la talla de Peter Philips, que aportan una visión muy musicológica a la hora de abordar obras al tener un conocimiento amplísimo del repertorio. Con un programa muy bien escogido e interpretaciones muy correctas, sólo es cuestión de tiempo para que este joven grupo termine de conectar. Ver cómo nacen coros de estas características interpretando repertorio antiguo es algo que espero que anime a más músicos a abordar este repertorio, con pequeñas joyas como algunas que se oyeron en esta velada. Una música que, citando un aria de Purcell, “te apartará de todas tus preocupaciones”.

Pablo FitzGerald

Fotografía: Irene Medina

Publicado en enero 2015

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