…bajo la bruma

Crítica
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…bajo la bruma

Una persuasiva puesta del Holandés

El holandés errante, Richard Wagner. Royal Opera House retransmitida en directo a través de los cines Cinesa. Bryn Terfel, Adrianne Pieczonka, Peter Rose, Michael König, Ed Lyon y Catherine wyn-Rogers. Director de escena: Tim Albery. Dirección musical: Andris Nelsons. Orquesta y Coro de la Royal Opera House del Covent Garden de Londres. Martes, 24 de febrero de 2015.

 

Una vez más Cinesa conectó en directo con la Royal Opera House de Londres, acercando a la gran pantalla música de la que va en mayúsculas. Calidad de sonido, visual y confort esperaban al espectador para afrontar la vieja y espectral leyenda del espíritu condenado a surcar eternamente los mares.

La violenta tempestad que aconteció cuando Wagner y su mujer viajaban apresuradamente a bordo de un mercante por el Báltico, la balada del buque fantasma, las supersticiones de los tripulantes, Las memorias del señor Schnabelewopski de Heine, las diferentes reelaboraciones del mito del “Judío errante”, e incluso los avatares de Ulises, propiciaron la composición de esta ópera, estrenada en Dresde en el año 1843.

El holandés errante contiene ya en su génesis el germen que explosionará en los dramas musicales. Es considerada su primera ópera romántica, en la tradición de Weber y Marschner, y el punto de partida de la evolución de su estilo hacia la culminación del mismo. Dividida en tres actos, la representación de la ROH ocurrió sin descansos, tal y como Wagner la había planteado, generando con ello el principio de continuidad en el que tan profundamente se sumergirá posteriormente el compositor. La producción era una reposición del director británico Tim Albery cuyo estreno se produjo en el mismo Coven Garden en el año 2009. Albery consiguió proyectar en el espacio lo que el germano proyectara en el tiempo con sencillez y con una economía de medios tan inteligente como para incitar a la creación e imaginación de las cabezas de todos los espectadores. La escenografía, la iluminación de David Finn (siempre fría, oscura, inquietante), la orquesta, los cantantes y el coro se fundieron mostrando con gran claridad los diferentes estados psicológicos y emocionales de cada uno de los personajes.

Bryn Terfel, al igual que hiciera en su papel de Wotan para el MET en mayo del 2012, sobrecogió con su actuación del holandés. De voz sólida y timbre oscuro quizá le faltó flexibilidad para la zona aguda. Una de las cualidades de Terfel es el fuerte carácter que imprime sobre el escenario y su gran y convincente sentido del drama: derrotado, abatido, sufriente, demoníaco y maldito fue el puro retrato de, lo que al menos yo me imagino, un alma condenada para la eternidad.

La Senta de Adrianne Pieczona fue muy potente, con un canto que tendió a lo lírico-spinto: de cuerpo en el centro, timbre oscuro y muy expresivo. La balada del segundo acto: “Johohoe!” fue interpretada muy bellamente tanto en la música como en lo gestual y figurativo. Fue esta pieza la primera que compuso Wagner y la que generó después toda la música del Holandés con los motivos de la salvación y la perdición.

El bajo Peter Rose encarnó al padre de Senta, Daland, capitán y marino de un barco noruego. Con gran riqueza de graves jugó bien su papel de hombre sin pudor y avaricioso, si bien se echó en falta una ordenación quizá algo más dinámica y matizada en su canto. Por su parte el tenor Michael König realizó una muy buena interpretación de Erik, cazador y enamorado de Senta. Es un rol que requiere densidad y cuerpo, pero sobre todo una depurada línea de canto. Finalmente la mezzo Catherine Wyn-Rogers y el tenor Ed Lyon contribuyeron con sus breves actuaciones a colorear la representación. El timonel Ed Lyon dio un toque de inocencia y candor con un canto ligero y unos bonitos agudos. Wyn-Rogers como Mary cantó sostenida y sombríamente anticipando de alguna manera el funesto destino de Senta.

Todo ello arropado por la batuta de Andris Nelsons, que brilló dirigiendo natural, intensa y equilibradamente a la orquesta de la ROH, y un coro que estremeció, dio como resultado una representación que sin duda mereció la pena ver.

María Cristina Ávila Martín

Publicado en abril 2015

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