Califato 3/4, La contraçeña

Crítica
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Retales de Semana Santa, rave y feria: Califato ¾, La contraçeña

Discóbolos

Califato ¾, La contraçeña, Breaking Bass Records, febrero de 2021

Hace un año entraba en el estudio de grabación de Califato ¾ para hacerles una entrevista. Hablamos entonces de Puerta de la Cànne, su primer LP, que les lanzó directos a los carteles de varios de los grandes festivales nacionales, a Radio 3, a agotar las entradas de citas que nunca se dieron y a sentarse con Broncano en La Resistencia. El covid era aún una novedad, el primer confinamiento asomaba al final de la semana y la banda acababa de recibir la primera de muchas cancelaciones. Aunque lamentaban bajarse de los escenarios recién empezada su andadura, sabían que si había que quedarse en casa no se iban a aburrir. Y parece que no lo han hecho. Este 28 de febrero la agrupación malagueño-sevillana se ha descolgado con el lanzamiento de su segundo LP, La contraçeña, tras varios adelantos que han ido apareciendo desde noviembre. Tal vez la primera sorpresa de estas entregas han sido los videoclips, a los que merece la pena dedicar un espacio.

El primer tema en llegar fue “Fandangô de Carmen Porter”, desde las Salinas de Chiclana y las calles de Villaluenga del Rosario, costa y sierra de Cádiz. La época no se sabe, tampoco hace falta -¿tal vez la posguerra?-. Unos sombríos acordes anticipan el drama, “la niña, que se ha matao” llora una madre a su marido entre vapores de sal. Estamos en un entierro que parece fruto de la unión de Bergman y Buñuel, con trazas de un no sé qué lorquiano. Grabado en analógico, con una película de 16mm que nos regala un hermoso blanco y negro, el vídeo nos remonta a otro tiempo en el que aún vivían las leyendas populares, y las vírgenes y los muertos se aparecían por las calles. Nos movemos con el féretro a ritmo de fandango, marcado por palmas y breaks. La sección rítmica, perfectamente encajada, nos recuerda que estamos ante otro proyecto de los creadores de la rave flamenca, que se acercan ahora a un folclore más íntimo, en el que resuenan ecos de la oscura religiosidad de la iglesia sevillana de El Palmar de Troya. El folclore no es sólo fiesta.

El videoclip contrasta con lo habitual en el género: lento, sin colores ni sobrecarga de estímulos, lleno de respeto y de saber hacer cinematográfico. Sentimos la angustia obsesiva de la pérdida. La imponente imagen de la niña de luto elevándose con los brazos abiertos sobre una montaña de sal ante el abatimiento de su padre contrasta con el esencial toque cómico de la banda: “me via quita el interné, me via quita el interné, que cada vez que lo abro veo tu cara otra ve”. A Jesús el de las salinas se le ha aparecido la virgen, dice que ve a su hija y el exorcista no encuentra solución. Lo que antes se nos aparecía en los espejos, se nos aparece ahora en inoportunos feeds. Prácticamente inadvertida, la música ha ido creciendo, con un bajo redondo y potente, acordes desplegados de sintetizador, coros y violines. El conjunto deja ver a un Califato ¾ más maduro, capaz de hablar de tristeza y tradición sin perder su sorna y buen humor.

A continuación, llegó “Çambra der Huebê Çanto”, con un videoclip grabado en la costa almeriense (la de los spaghetti western) que viene con los silbidos de Kurt Savoy, el andurajeño responsable de momentos tan icónicos como la BSO de El bueno, el feo y el malo, de Morricone. Lejos de la solemnidad del tema anterior, vemos a S Curro y The Gardener mini-cadena y hoja de palma en mano, ataviados con túnicas y con aspecto de llevar cuarenta días caminando por el desierto: los Monty Python se han aparecido por el mediterráneo, “¡buenos días, Andalucía!”. El vídeo salió el 4 de diciembre, el otro día de Andalucía del que hablábamos en torno a Puerta de la Cânne, publicado en la misma fecha. Recordándonos que estamos ante una de las cabezas de Narco, las marchas de Semana Santa se encuentran con el rap de los noventa. Califato ¾ son Andaluces Wit Attitudes: “mi madre está to’ el día rezando, ella es cristiana, mora y judía, mi madre está to’ el día rezando, su nombre es Andalucía”.

En la psicodelia regionalista de la banda se mezclan guardias civiles con tricornios y máscaras de Darth Vader, mercadillos propios de los Caños de Meca, tráfico de marihuana, ritmos procesionales, breaks, silbidos de Savoy que nos recuerdan que el desierto de Almería ha sido el escenario de más de un western y mucho cachondeo. Curro Morales y Manuel Chaparro, que han demostrado más veces ser un gran dúo cómico, tras compartir un litro de Cruz del Sur y vivir su peculiar última cena, son lapidados a tomatazos y hacen el camino a la cruz. “Çambra del jueves santo” es la Pasión según Califato ¾, llena de irreverencia y cariño a lo propio. Cabe decir que el Jueves Santo conmemora la institución de la eucaristía en la última cena y que la zambra (o zambra mora) es una danza de Granada y Almería, similar a la danza del vientre, evolución de danzas moriscas. Una vez más, la guasa viene del conocimiento y el respeto y Califato ¾ nos trae otro canto a Andalucía.

El tercer adelanto fue “La bía en roça”. “Omega”, el legendario tema de Enrique Morente y Lagartija Nick que abre su disco homónimo, cierra con los versos de una soleá: “tu vienes vendiendo flores, tu vienes vendiendo flores, las tuyas son amarillas las mías de tos’ colores”. En un guiño al maestro, los herederos más gamberros de la fusión de raíz andaluza cantan una oda a la cultura rave de los noventa: “tu vienes vendiendo bolsas, tu vienes vendiendo bolsas, unas que son amarillas tienen dentro polvo rosa”. Sintetizadores, palmas, breaks, guitarra flamenca, y una línea de teclado que, junto con el clásico sonido del ácido, nos transporta al primer acid-house de Chicago…el folclore vuelve a ser una fiesta, y la rave también es folclore.

El videoclip, realizado por Mariana Lorenzo, es un viaje lisérgico por el imaginario andaluz, pasado por un loco filtro: vírgenes, fractales de azulejos, Hércules con sus leones y sus columnas, farolillos, patios llenos de naranjos, arcos mozárabes, estatuas romanas que palmean… hasta el simpático Curro, mascota de la Expo 92’, asoma por un balcón. De la Giralda cae polvo rosa y, de nuevo, por todas partes hay marihuana. Califato ¾ resucita al tercer día de rave. “La bía en roça” es, según la propia banda un ‘“Je ne regrette rien” hedonista’.

La importación del breakbeat inglés a través de Gibraltar provocó en los 90 una explosión del género en Andalucía. Aún persisten colectivos de ‘break sureño’ y el género mantiene una relevancia en la escena electrónica de la región que ha perdido en otros puntos del país, dominados por el techno y la EDM. Con la llegada de la rave a Andalucía, también las drogas de importación (ese polvo rosa es el 2cb, una droga sintética habitual en raves y clubes) se encontraron con las locales. Aquella escena compartió ciertos parecidos con la del rock andaluz de los setenta, en la que se encontraron los sonidos de  King Crimson y Manolo Caracol y cuyos protagonistas señalan los vinilos y el LSD traído por los soldados de las bases norteamericanas de Rota y Morón como desencadenantes esenciales del movimiento. En los noventa, de nuevo, los vinilos y las drogas llegados desde Gran Bretaña a la costa de Cádiz propiciaron el encuentro de las marchas de Semana Santa con los breaks y la aparición de una escena electrónica en Andalucía. “El breakbeat es folclore andaluz de mi época” me decía The Gardener en nuestra entrevista. “La bía en roça” es la expresión audiovisual de esa idea.

Finalmente apareció “Te quiero y lo çabe”, en palabras de los músicos “un amor imposible entre Psichyc TV y Los Sobraos”, claramente basado en “Quiero verte”. El video está protagonizado por el bailarín cordobés Carlos Carvento. Califato ¾ hace referencia ahora otro de los grandes momentos de encuentro entre el folclore y las músicas populares: la rumba, con trazas de rave y de pop de los 2000. En lo que comienza pareciendo la letra de cualquier canción de verano, la banda introduce el giro cómico y la temática religiosa que, en base a estos adelantos, parece marcar La contraçeña: “te quiero cuando estás de bajón, te quiero a ti y a tu sagrado corazón”.

El  videoclip, producido por CrioCrea y dirigido por Jessica López, reproduce el encuentro entre la temática mariana y el romanticismo pop de la letra. Carvento es un devoto imaginero que, a la manera de Genesis y Lady Jaye, emprende una transformación física para convertirse en su amada, en este caso, la Virgen. Las imágenes de la transición se alternan con escenas en una pista de baile y con Curro Morales cantando, aparentemente de parkineo. El tema más pop de Califato 3/4 viene con un quirófano con los fluorescentes puestos en cruz, vírgenes talladas, bailarines transformados, y luces de neón.

Estos cuatro trabajos presentan a un Califato ¾ que ha profundizado en sus ideas y definido su universo creativo, y que sabe con quién asociarse. Cuatro visiones de Andalucía que exponen la de la agrupación y anticipan un trabajo sólido, capaz de distinguirse de su predecesor, Puerta de la Cànne. Los principales caminos escogidos por la banda quedan expuestos en estos primeros pedazos de La contraçeña. El álbum abre con “Indiô der suh”, con potentes bajos, resonancias árabes y los primeros breaks. Frente al tratamiento de la electrónica del primer LP, más abrasivo, aquí nos encontramos con secciones rítmicas recargadas que saben convivir con la melodía, sin necesidad de tomar el control del material musical, en un estilo que en ocasiones se acerca a la IDM. A continuación, “Canelita en rama”, de nuevo con arabismos, reafirma el tono más sombrío de este proyecto y muestra una electrónica bien elaborada, construida a bases de capas equilibradas y cohesionadas. Suena el violín de Araceli Morales y la voz de Roxana Pappalardo, ambas con mucha presencia en este nuevo álbum.

“Er carrito de lô muertô” nos trae una colaboración tan pura como la que en su día hicieran Smash y Manuel Molina: el cantaor Andrés de Jerez (cuyo “flamenco salvaje” es una inspiración para estos músicos) canta por bulerías sobre redondos bajos. A la base electrónica, a grandes rasgos similar a las anteriores, se une una línea de bajo que trae más ecos de rock andaluz. La voz del de Jerez se ve rasgada por el autotune y, hacia la mitad del tema, se une una guitarra flamenca. Este tema constituye uno de los momentos musicales más interesantes del LP, un paso más en la larga historia de la experimentación en torno al cante flamenco. Andrés de Jerez se despide por martinete, con su cante que “no pasa por la cabeza, sale de la garganta, salvaje”. Como influencia, Califato ¾ cita a Abdou El Omari, teclista y compositor pionero de la fusión de música tradicional marroquí y, a lo largo del tema, resuenan años de rock andaluz y flamenco camaleónico.

Tras “La bia en roça”, “Er camión de lô elaô” actúa como interludio, con un sample de El Penumbra en una entrevista con Jesús Quintero envuelto en simpáticas melodías y más breakbeat.  Le sigue “Pascual Márquez 33”, en referencia a la calle de la Feria de Sevilla. Califato ¾ vuelve por sevillanas y, entre sonidos de feria, S Curro canta la historia de un encuentro frustrado. La sección rítmica, breakbeat construido a base de redobles y tambores de Semana Santa, palmas y castañuelas convierte esta sevillana en otro de los grandes momentos de La contraçeña. Le sigue la simpática “Guahira playera”, Roxanna Pappalardo y María José Luna nos llevan a la playa de domingueo entre vendedores ambulantes y guiris ebrios destrozados por el sol. A continuación, en Tó ba a çalîh bien mamá”, Califato ¾ consigue samplear a Johnny Cash, Bob Marley y Oasis y unirlos a la voz de Queralt Lahoz en un conjunto sencillo y entrañable.

Los que pudimos escuchar a Califato ¾ presentando Puerta de la Cânne lo hicimos en clubes de electrónica, saltando sobre una pista de baile en la que también se bailaron sevillanas. En el espíritu de su tiempo, La contraçeña es un álbum para escuchar en casa con un par de convivientes. Lleno de referencias y detalles, en este LP, el imaginario musical de Califato ¾ cobra una forma más definida y la banda se muestra cargada de ideas y de recursos para hacerlas sonar. En momentos como “Te quiero y lo çabe” o “Camelamô naquerâh” aún vemos cierta falta de dirección pero, en general, el álbum resulta bien articulado y cargado de propuestas interesantes. Califato ¾ es una banda que salta a la fama y, en La contraçeña, parecen estar tomando conciencia de ello: atención al detalle, claridad de intenciones, un vasto universo de referencias, cierto acercamiento al pop y un carácter menos marcadamente político que su antecedente muestran a una banda consciente de sus posibilidades y dispuesta a aprovecharlas. Será un gusto seguir viéndoles hacer camino al andar.

Livia Camprubí Bueno

Fotografía de Manuel Romero y Pablo Barea Vera

Publicado en abril 2021

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